24 noviembre 2010

El vínculo de las nanas



Hoy vengo a hablar de nanas. Lo cierto es que la mayoría de nanas que he escuchado dan algo de miedo :S la gran mayoría hablan de cocos, abandono y sus letras acercan más a la temerosidad de nuestros pequeños que a la conciliación del sueño. Lo cierto es que hoy con esta entrada no quiero hacer una tesis sobre nanas, historia de las mismas, análisis de las letras y popularidad de estas canciones. Hoy quiero hablar del vínculo que creamos con nuestros bebés al arrullarlos en nuestros brazos, pegaditos a nosotr@s y les cantamos dulces melodías (o no tan dulces dependiendo del tenor o soprano...). Eso sí todas ellas, las canciones cargadas de un amor incondicional y cariño espléndido que nos acerca y nos vincula un poquito más si aún cabe a nuestros hijos.

Ya he hablado alguna vez de que mi hijo mayor no tuvo el nacimiento más respetado, ni fue amamantado. Eso sí, criado con apego, cariño y amor incondicional os aseguro que lo fue un rato grande y lo sigue siendo a día de hoy.

Uno de los momentos más dulces que tengo de mi bebé, son aquellas veces en los que le ayudaba a conciliar el sueño abrazadito a mi, meciéndole, sintiendo su calor y cantando una melodía que aún hoy le recuerdo.

Anoche por ejemplo, a la hora de dormir me dijo al son que su hermanita que le cantara. Yo no soy ninguna soprano :) pero de muy buen agrado lo hice. No creo que me queden muchas oportunidades de que mi hombretón de casi siete años me pida estas cosas muchas veces más. Por eso me encanta sentir que aún le gusta escuchar como su mamá le canta. Se ha pasado tan rápido.

El cantarle, acunarle, abrazarle, sentirle cerca... me ayudó a transmitir todo ese amor que por otra parte no le podía transmitir amamantándole. No me importó quien me recomendara que no le hiciera dependiente de mis nanas, mis brazos y mis melodías nocturnas.

¿Porqué perdernos aquellos momentos que no volverán? si tenéis a quien mecer, no lo dudéis cantarle y susurrarle cosas bonitas para dormirles. Tranquilos eso no es "malacostumbrar" es simplemente dar amor, cariño, consuelo y una música que nos ayudará a establecer ese vínculo tan importante con nuestros hijos.

Por cierto, al tema de que la mayoría de nanas son muy tristes, lo arreglé quitándoles la letra. Simplemente tararear las bonitas melodías a los bebés ya les tranquiliza, mucho mejor que escuchar historias de bebés abandonados o asustados (eso nunca).

Yo para amenizar el día os dejo con Joan Manuel Serrat (que grande) y una nana de un gran autor Miguel Hernández. Una obra maestra, sin duda.

Que canten felices.

23 noviembre 2010

Volver a ser niñ@s y lo que de verdad importa

Sábado por la tarde. Salimos a hacer algo de compra en familia. El fin de semana está siendo casero, casero. El otoño comienza a notarse y sobretodo la humedad, por lo que no tenemos muchos planes más que los de estar juntos, que es lo que más  necesitamos después de una larga semana de trabajo.

En la puerta del supermercado hay un parque. Mientras pago en la caja, mi marido sale con los peques. No les importa que el tiempo no acompañe, ellos como siempre felices, saltando, con esa ilusión que les caracteriza.

Cuando me uno a ellos reparo en lo divertido que puede ser montarme en los cacharritos que han puesto. ¡ Son ideales! No se me ocurriría quitarle el sitio a otro niño, pero no hay demasiados peques por ocupar los cacharritos, así que ni corta ni perezosa paso un rato verdadermente genial con mis hijos dando vueltas en una especie de "aparato mareador" y saltando y brincando en una especie de "coche-muelle". Un momento dulce y especial, en la que por un instante me pregunto si hay unas risas más auténticas que las que nos echamos juntos en familia. (Además de lamentar que no hubiera todos estos cacharritos en los parques cuando yo era niña ;)

La verdad es que las personas que estaban a mi alrededor podrían pensar perfectamente que soy una loca chalada. Una mujer de casi 32 años subida en un aparatejo para niños dando vueltas y brincando en otro. Pero tengo que confesar que "me importa un bledo".  ¿Qué de malo hay? No estoy trabajando, ni en un acto que requiera un comportamiento especialmente aceptable para lo socialmente aceptado por los adultos. Estoy con mis niños, disfrutando el momento. Sin más.

Y sinceramente lo recomiendo. Una vez más. Recomiendo disfrutar del día a día con nuestros hijos. Porque ellos son una buena inversión para ser felices. Esta semana leía en el blog del reconocido científico Eduard Punset que hay padres que invierten más en el coche que en sus niños. No puedo estar más de acuerdo. Y no hablo de dinero, ni mucho menos. Hablo de tiempo, cariño, dedicación, paciencia, entrega, formación... se da por hecho que sabemos ser padres. Y es cierto, el instinto está ahí, pero la influencia de lo "éticamente social" nos hace sentir muchas veces perdidos. Tanto que nos dejamos llevar por ello. ¿Porqué no hacemos lo mismo que haríamos por cualquier otra cosa que nos interesara? Qué ocurre ¿qué cualquier hobbie o trabajo requiere un mayor esfuerzo o atención mayor que la que requieren nuestros hijos? ¿Os habéis parado a pensar cuánto tiempo le dedicamos al trabajo, bienestar físico, etc. y cuánto tiempo-dedicación a nuestros pequeños? dependerá del caso claro está. Pero en general en dicha estadística la infancia y familia no sale muy bien parada. Y si no ¿cúantas horas tiene el día? ¿y días la semana?

Porque si se trabajan 8 horas (más los traslados), dormimos 8 horas y pretendemos disponer de tiempo "para nosotros" porque es lo que debemos de hacer para "sentirnos bien" ¿con qué se quedan nuestros hijos? porque además está claro que no podemos mezclar niños, trabajo, aficiones, tareas domésticas...

Aunque a nivel personal creo que esta afirmación es totalmente falsa. Cuando uno se muestra comprometido en su tarea de ser padre y vive enamorado de sus hijos desea pasar el mayor tiempo posible con ellos. La solución es adaptar nuestras vidas en conjunto. Hacer todas las cosas que podamos unidos y compartir nuestro tiempo.

Aprovechar nuestras aficiones y demás momentos para conocernos un poquito más. Invertir nuestro cotizado bien que es el tiempo en criar, educar y vivir a nuestros pequeños. Sin renuncias. Sin sacrificios. Es más fácil de lo que creemos.

Invertir en nuestros hijos. Una buena apuesta. Sin duda. Y si hay que empezar a deshinibirnos en el parque, pues lo hacemos porque además de ser un poquito más felices, ellos también lo serán. Lo recomiendo de todo corazón.

Que vosotros también seáis felices.



21 noviembre 2010

Más de 100 razones para amamantar

Gracias a una compañera que ha querido compartir este documento en la red me he hecho una vez más eco de los beneficios de la lactancia materna tanto para la mamá, como para el bebé. Como habla por sí solo os dejo con él, un saludo y feliz domingo:

19 noviembre 2010

Mi experiencia en mi revisión con... la comadrona (sin estar embarazada)


Pues sí. Nunca había ido a hacerme la citología a la Seguridad Social sin estar embarazada como ahora e imaginaba que quien me visitaría sería un ginecolog@. Así que cuando la persona que me esperaba se presentó como matrona me quede un poquito extrañada.

Como ya os expliqué ayer estaba un poquitín expectante de qué tipo de ginecolog@ me iba a encontrar. Sobretodo por el tema de la lactancia.

La verdad es que me sorprendió gratamente que la matrona no opinara sobre el tema de mi lactancia prolongada, cuando se lo expliqué asintió sin más. Así que como véis en este caso mis miedos eran totalmente infundados.

Incluso le comenté el cambio de mis ciclos (más largos) y que estuviera sin regla hasta hace poco por la lactancia. Ella me confirmó que aunque la amenorrea sí es debido a las tomas nocturnas, los cambios menstruales se deben a volver a ser madres y no a la lactancia. (Ahí me mostró sus conocimientos sobre lactancia, puesto que Alba una IBLC maravillosa que me ha ayudado con mis dudas muchísimas veces me dijo esto mismo).

La visita me pareció de lo más interesante. Me explicó todo muy bien y tranquilamente. Hablamos de porqué las revisiones citológicas en la Seguridad Social se han espaciado cada tres años. Me comentó que tras muchísimos años de estudios se ha demostrado científicamente que si no se encuentran lesiones en las dos primeras revisiones (durante dos años seguidos)  efectuadas al inicio de nuestras visitas citológicas, el desarrollo de un cáncer de útero proveniente de complicaciones de un Virus del Papiloma Humano no da señales hasta pasado este tiempo. Que la evidencia científica si no se encuentra nada en una revisión da pie a creer que lo más beneficioso para la mujer es esperar este plazo (a no ser que nuestra salud de otro tipo de señales como desarreglos mentruales o dolor, algo que sí justificaría otra revisión).Aquí nos lo explican.

Lo que más me gusto es como me explicó lo que es ser matrona y porqué ahora van a ser ellas las encargadas de las revisiones "sexuales" de las mujeres jóvenes. Me explicó la figura de la matrona en la vida de las mujeres como alguien que ayuda, aconseja y evalúa la salud sexual de la mujer.

Que ellas están cualificadas para atender a la mujer en su vida reproductiva y saber detectar en cada momento si algo no funciona bien y así, si es necesario, acudir a un ginecólogo.

También me habló de los intereses de los centros sanitarios privados por hacer muchas pruebas innecesáreas totalmente para así ganar un dinero injustificado puesto que muchos de los procedimientos que realizan no valen para obtener diagnósticos preventivos.

También hablamos de que en un embarazo una comadrona es la mejor persona que puede acompañar a una madre durante las revisiones (justas y necesáreas si todo está bien) y durante el parto. Que en las clínicas privadas hay un número demasiado alto de cesáreas. Vamos una joya de mujer.

En definitiva. Salí de la consulta muy tranquila. Con una información que me aclaró mis dudas sobre si debo de realizarme citologías antes o después o de si es mejor que me visite un ginecólogo si estoy sana.

Para que conozcáis un poquito más la figura de las matronas os dejo un resumen aquí:

La profesión de matrona en España


La gineco-obstetricia, obstétrica o matronería es una especialidad enfermera dedicada al cuidado de la mujer desde el punto de vista de la reproducción, especialmente durante el embarazo, el parto y el puerperio, aunque también abarca otros diversos aspectos, como la sexualidad, la anticoncepción y la menopausia.

Formación

En España, un profesional de la enfermería especializado en ginecología y obstetricia debe poseer la diplomatura en enfermería y después su especialización a través del EIR, que consta de 100 preguntas tipo test y 10 de reserva, examen similar al MIR pero en este caso para enfermería. La especialidad dura dos años, en los que se reciben conocimientos teóricos y prácticos. Dentro de los conocimientos teóricos que se incluyen están: obstetricia, ginecología, pediatría, antropología, historia, psicología, estadística y epidemiología y, dependiendo de cada unidad docente, se incluyen otros módulos específicos. En muchas unidades docentes se termina el segundo año con un proyecto de investigación que abarca los dos años de especialidad, donde el alumno debe aplicar todos sus conocimientos adquiridos.



Según la Directiva 80/155/CEE del Consejo, de 21 de enero de 1980, sobre la coordinación de las disposiciones legales, reglamentarias y administrativas relativas al acceso a las actividades de matrona, en su artículo 4, los Estados miembros garantizarán que las matronas o asistentes obstétricos estarán facultados por lo menos para acceder a las actividades que a continuación se enumeran y para el ejercicio de las mismas:


1. Garantizar una buena información y aconsejar en materia de planificación familiar;

2. Comprobar el embarazo, y vigilarlo durante su curso normal, efectuando los reconocimientos necesarios para vigilar la evolución del embarazo normal;

3. Prescribir o aconsejar los reconocimientos necesarios para un diagnóstico lo más precoz posible de cualquier embarazo con riesgo;

4. Establecer un programa de preparación de los futuros padres para su papel de tales, garantizarles la preparación completa para el parto y aconsejarles en materia de higiene y alimentación;

5. Asistir a la parturienta durante el desarrollo del trabajo y vigilar el estado del feto in utero por los medios clínicos y técnicos apropiados;

6. Asistir el parto normal cuando se trate de una presentación de vértice, e incluso, si es necesario, la episiotomía y, en caso de urgencia, ayudar al parto en caso de presentación de nalgas;

7. Detectar en la madre o en el niño los signos indicadores de anomalías que precisen la intervención de un médico, y asistir a éste en caso de que intervenga;

8. Tomar las medidas de urgencia que sean necesarias en ausencia del médico, en particular la extracción manual de la placenta, seguida del reconocimiento uterino manual si fuera necesario;

9.Reconocer al recién nacido y ocuparse del cuidado del mismo; tomar todas las iniciativas que sean precisas en caso de necesidad y practicar, si llega el caso, la reanimación inmediata;

8. Asistir a la parturienta, vigilar el puerperio y dar todos los consejos útiles que permitan criar al recién nacido en las mejores condiciones posibles;

9. Prestar los cuidados prescritos por el médico;

10. Extender los informes escritos que sean necesarios.  

18 noviembre 2010

Revisión con el "Gine" ¿apoyarán mi lactancia prolongada?


De aquí a unas horas tengo una revisión algo tardía (la última citología me la hice hace dos años y medio o más...) en el ginecólogo.

Por desgracia a causa de muchos comentarios que otras mamis con lactancias prolongadas me han explicado demasiadas veces la visita en cuestión me resulta de gran expectación y no por el pronóstico de mi salud la cual estoy convencida que es buena.

Si no porque me temo que el ginecolog@ (voy por la S.S. no sé que me toca) cuando sepa que doy teta a mi hija de dos años y pico va a hacer algún comentario sobre ello. Y lo peor de todo es que me temo que no va a ser demasiado bueno. Ojalá me equivoque.

Por desgracia hoy día nuestro personal sanitario no está demasiado bien informado sobre la lactancia. Tengo una doctora de familia maravillosa, pero hay veces que cuando me va a recetar algo al oír lactancia me cambia de cara asustada y me intenta disuadir de que siga dando teta.

Yo ya le he explicado de la existencia de nuestra maravillosa página del hospital de Dénia que muchos conocéis e-lactancia.com, pero aún así le he visto decirle a una mamá de un bebé de tres meses que no tomara demasiados ibuprofenos para la espalda por un dolor muy fuerte hasta que no dejara de lactar a su bebé. Muy triste, sí.

En fin, espero equivocarme con lo que me encuentre en mi revisión ginecológica. Aún estoy a tiempo de imprimirme algún estudio sobre lactancia prolongada y llevárselo por si me "sale por peteneras". Por ejemplo este.

A la vuelta os cuento como fue. Más que nada por curiosidad ¿os parece? pues lo dicho. Hasta pronto y defended vuestras lactancias prolongadas, algo bueno para vosotras y vuestros bebés.

17 noviembre 2010

El poder de nuestras palabras


Hoy me gustaría una vez más explicar una lección que me mostró mi maestro más maravilloso el otro día cuando regresábamos a casa tras su último partido de fútbol.

Ya os comenté el otro día mi admiración por nuestros pequeños cuando comparten ese campo de juego y dan el máximo de lo que tienen. Y es que es algo que se palpa en el ambiente mientras los vemos jugar.

Nada más salir al campo mi pequeño se lesionó un dedo. Como podéis imaginar salí corriendo a ver que le ocurría y con otra mamí que me ayudó muchísimo aportando el botiquín de emergencia le curé ese dedito que se había raspado y le puse una tirita. Mi pequeño lloraba, a sus seis años camino de los siete aún necesita muchísimo el consuelo de mamá en estos casos. Pero enseguida quiso volver al campo con sus amiguitos.

Al rato mi pequeño se volvió a lesionar en la pierna. Volvía a sangrar. Es lo que tiene jugar en un campo con suelo de cemento. La verdad es que no sería mala idea escribir al ayuntamiento o a quien se ocupe de estos temas porque además el pavimento estaba en muy mal estado. Pero no es de eso de lo que quiero hablar en esta entrada. Si no de la reacción de mi niño. Después de volver a recibir consuelo y curas en su rodilla me dijo que quería seguir jugando.

A esas alturas del partido ya habían recibido cuatro goles en contra y aún no habían sido capaces de marcar ni uno. Al momento el árbitro terminó el partido.

Estábamos muy cansados. Sobretodo mi niño. Los partidos este año son los lunes y después de estar todo el día fuera de casa la verdad que es demoledor. Esta vez además veníamos desde la otra punta de la ciudad y andando. Bueno, mi pequeñina de dos añitos en su carrito. Pero nosotros caminando, por lo que mi hijo me comentaba su cansancio. Hay veces que me planteo si es necesario el que mi pequeño se pegue estos "palizones". Además ahora viene el invierno, hace frío y también su hermanita lo sufre. Por lo que alguna vez le he preguntado si de verdad quiere ir a jugar. Pero siempre es tajante en que quiere ir a jugar con sus amigos. Así que no se habla más.

Como os decía de vuelta a casa me explicaba que estaba cansado. Le costaba un poquito andar. No estaba nada triste por el partido. Estaba orgulloso de sus heridas de guerra y me preguntaba si tenía más tiritas en casa.
Yo le dije que sí. Que había visto como se había esforzado muchísimo en este partido. Que había tenido un comportamiento ejemplar para mí, que había mostrado una fuerza y resistencia en su trabajo aunque el resultado no hubiera acompañado. Pero que eso no importaba.

A lo que él con sus seis años camino de siete contestó: "Sí mama. Es que el papa me ha dicho que no me rinda nunca. Nunca".

Me quedé asombrada con mi niño. Su padre le había dicho que no se rindiera nunca. Y él lo había aplicado a su fútbol.

Cuando llegó mi marido aquella noche y le expliqué la jornada de los peques le dije: "Te tengo que contar una cosa y vas a quedarte helado. ¿Tú le has dicho al niño que no se rinda nunca?"

Él con una sonrisa me dijo que sí. Que casualmente el día anterior mientras jugaban a un videojuego de F1 (comparten pasiones) e iba perdiendo muy claramente nuestro hijo le preguntó: "Papa, ¿porqué no te rindes?, vas perdiendo mucho. Ya no vas a ganar. Te puedes rendir y ya está." A todo esto mi marido le contestó: "Hijo, nunca hay que rendirse. Se tiene que luchar hasta el final. No importa si ganar o perder. Nunca te rindas hijo. Lucha siempre".

Creo que a mi pequeño esas palabras no se le van a olvidar nunca. Para él su padre es muy importante. Puede parecer que a veces no le escuche o no esté presente cuando habla. Quizás algunos días se nos pueda olvidar la importancia de lo que decimos delante de nuestros hijos. Pero está claro que ellos nos tienen como ejemplo, como referencia en su vida y todo lo que les digamos y sobretodo lo que hagamos será tomado como guía en su propia vida.

No hay día en que no me sorprenda con algo que hacen o dicen mis hijos, mis maestros. A la vez me sirve para entender de lo verdaderamente importante en la vida. Es como un repaso que se le hace a los verdaderos valores. A lo importante. A las cosas más de verdad. A lo auténtico.

13 noviembre 2010

Dormir con tu hijo es bueno ¡No lo dudes!



Recopilando algún vídeo sobre el método Estivill durante el día de ayer para poner en mi nueva página de Facebook una vez más no pude dejar de sentir pena, tristeza, dolor y resignación al ver una de las escenas más dramáticas de toda mi vida.

Es un vídeo del método Estivill protagonizado por él y un pequeño grabado aquí en España y en el que a continuación se emite una grabación de una adaptación del método al estilo americano en el que una mamá sufre y un niño se siente abandonado.

El niño sufre, llora, gime, patalea y no entiende nada una hora entera. Es una verdadera tortura para él. En una sociedad en la que las leyes protegen a nuestros hijos en contra de los malos tratos no entiendo como no se defienden estas actitudes de los padres.

Advierto de que el vídeo daña considerablemente la sensibilidad, pero no creo que éticamente estuviera bien hablar de un vídeo sin compartirlo en el post, así que os lo dejo enlazado:



Lo que sobretodo me gustaría dejar claro en el post es un mensaje para aquellas mamás que dudan en si será malo para sus hijos dormir con ellos. Me gustaría gritarles desde aquí: "No tengáis miedo. Dormid con vuestros niñ@s. El colecho no solo no es malo sino que comporta una serie de beneficios para todos".



Algunos de sus beneficios son:

- Minimización del síndrome de muerte súbita.
- Sincronización de su respiración con la de la madre lo que facilita la
adquisición de las diferentes etapas de sueño y una vez adquiridas el tránsito de
unas a otras.
- Disminución del estrés y por lo tanto refuerzo de su sistema inmunológico.
- Regulación de la temperatura corporal del bebé.
- Aumento de la confianza en sus padres.
- Favorece el descanso de la madre que puede alimentar a su hijo mientras
duerme y a su vez el descanso del bebé que apenas se despierta al reclamar
alimento.
- Aumento de su autoestima.
- Para los papás el estrechamiento del vínculo con sus hijos, el sentirse mucho más felices, el saber lo que ocurre cada minuto de la noche de nuestros pequeños, el poder descansar.


Colechar es bueno para tod@s no lo dudes, ¡duerme con tu bebé!

12 noviembre 2010

Porque esto es posible gracias a ti



Hoy es un día especial: el papá de la casa cumple 34 y no quiero dejar la oportunidad de mandarle una felicitación especial desde mi rincón de la red: FELICIDADES CARI. Y gracias, por haberme regalado lo que nadie jamás me podría regalar. AHH! y por tener tanta paciencia... tan necesaria en nuestras circunstancias. Espero poder contribuir a que tengas un cumpleaños maravilloso. TQ.
Para celebrarlo y comenzar con buen pie este maravilloso fin de semana que se avecina os dejo un vídeo que encontré y me pareció de lo más emotivo. Espero que os guste.

11 noviembre 2010

La tristeza de las 16 semanas



"Acabas de cumplir tres meses. Tres meses maravillosos en los que nos hemos comenzado a conocer. Al principio me costó un poquito entenderte, llorabas y yo no sabía que te ocurría. Después de tres meses solamente hay que mirarte para ver que no se nos ha dado tan mal, al final nos hemos entendido, solo hay que mirarte para comprender de la belleza que entrañas como si de la vida en sí misma te compusieras.

Estos últimos días mi permanente felicidad desde que llegaste, se ha teñido de un cierto nerviosismo y tristeza. Aunque paso todos los segundos del día borracha de ti, ausente, feliz... estos tres intensos primeros meses de tu vida se me han pasado de una forma demasiado rápida y como si una venda cayera de mis ojos me he dado cuenta que tengo que volverme con la cruda realidad: la vuelta al trabajo y por consiguiente nuestra primera separación.

Recuerdo antes de que nacieras, que lo tenía todo bien claro. Estaría estas primeras semanas contigo y a partir de que se terminara mi baja maternal, te dejaría con la abuela. Que fácil y que sencillo me parecía. Ahora veo, que a dos semanas vista del momento lo que parecía perfecto y ameno se ha convertido en mi particular drama.


Te abrazo y me pregunto si dejaré de ser el centro de tu vida. Si seré capaz de sonreír cuando tú no estés cerca. Si aceptarás tomar la leche que con tanto cariño voy dejando en el congelador.


No puedo dormir. Te miro mientras tu duermes, ¡te voy a echar tanto de menos! solo tienes tres meses y de aquí a quince días pasaremos demasiado tiempo separados tú y yo. Será la primera vez que me separe de tí después de estar juntos día y noche durante más de un año, no es tan difícil de entender ¿no?

La abuela dice que no debo quejarme, que las cosas con los trabajos están muy mal, que debo de estar contenta que al menos me pagan un sueldo. Sé que lo dice con buena intención y que ella te va a cuidar con mucho cariño, pero a mí sus palabras no me calman para nada esta melancolía y tristeza.

No creo que la naturaleza hubiera querido que tú y yo nos separaráramos tan prematuramente. No creo que me tenga que sentir culpable por estos sentimientos. Necesitamos el dinero que yo gano con mi trabajo y es cierto que las cosas como dice la abuela no están para tirar cohetes.

Pero tan bien es verdad que tengo a derecho a sentirme en duelo. A sentir que esta forma de vida que llevamos absorbe a veces una parte de nuestra propia vida.

Tengo derecho a llorar y a sentirme comprendida.

Y que aún haya quien dude de la necesidad de ampliar estas miserables 16 semanas de baja maternal. Debe ser que no ha tenido la suerte de conocerte. De conocer a alguien como tú y de amarlo tanto. Si no no me lo explico.

Pero sobre todas las cosas hijo mío no temas. No te va a faltar nada de cariño mi amor. Tu mamá regreserará cada tarde a toda prisa y te abrazará, te dará tu tetita y se olvidará de si el suelo está sucio o de si los pantalones están planchados.

Intentará compensar el tiempo perdido llenándote de mimos, carícias y abrazos, durmiendo contigo y llevándote en brazos.

Ya queda poco hijo mío, triste estoy y sin poder evitarlo."

Por Miriam Hernández para todas aquellas mamás que están a punto de ir a trabajar y con la esperanza que en un futuro próximo las bajas maternales no se limiten a unas ridículas 16 semanas.

El cazo de Lorenzo



Navegando por la red he encontrado un vídeo precioso que necesitaba compartir con todos vosotr@s.  Me parece ideal para verlo con los peques y reflexionar juntos.

Y para que empecéis a reflexionar os dejo el texto que aparece al final. Me parece de una verdad única y transparente:

Muchas veces te he ignorado por miedo, por no saber como tratarte, por no equivocarme, pensando que Dios se había equivocado.

Creía que vivías triste, sin esperanzas, y lleno de sueños inalcanzables.

Pero tú me enseñastes que:

Ríes, lloras, bailas, tienes sueños, juegas,... posees capacidad de superación...

Me has enseñado a ver que eres como yo.

Ojalá que se tiendan todos los puentes del universo para todos los niñ@s especiales del mundo. Que cuando se hable de igualdad, sea real. No podemos contemplar una igualdad a medias. No se puede decir que todos estamos en igualdad de condiciones si no nos dan esas herramientas para poder llegar a ser iguales. Y es muy importante que eduquemos en la igualdad a todos los niños, para llegar a ese punto.

Mi más gran admiración para aquellos que aún siendo diferentes o teniendo hij@s especiales hacen de las dificultades una motivación que les marca como seres únicos.

ÁNIMO!

09 noviembre 2010

¿Con vosotros quién necesita Prozac?

Además de mamá soy persona, mujer, trabajadora, hija, esposa, amiga y ciudadana del mundo. Tengo días buenos, buenísimos (la gran mayoría por fortuna). Pero también tengo días menos buenos. Problemas con la economía, en el trabajo... cosas de adultos, ya sabéis. Quebraderos de cabeza todos.

Días como hoy, en las que si tengo que definir mi estado de ánimo sería: bajo cero. Desde luego no me siento culpable, ni siquiera esperaría no estar con esta tristeza. Si no la sintiera, sería que no soy de la raza humana.  La causa está muy bien justificada, aunque no pueda explicar hoy aquí lo que la origina, puesto que podemos decir que se encuentra "bajo secreto de sumario".

Respiro. Cierro los ojos y deseo que las horas corran en el reloj. Os echo tanto de menos. Me doy cuenta de la suerte que tengo al saber que me estáis esperando. Esta tremenda tristeza en unas horas será suplida por vuestros gritos, vuestras risas, vuestras frenética actividad, vuestros besos (algunos robados) y vuestra maravillosa presencia.

Se habrá terminado la hora de las lamentaciones. Me habré reencontrado con mi felicidad. No será fácil terminar el día, eso lo sé por descontado. Pero mi alma quedará tranquila hasta que mañana me reencuentre otra vez con la realidad del presente.

Pero mientras, me encontraré segura en mi refugio. Un refugio que desprende calor, cobijo, ternura, sonidos celestiales. Un refugio de carne y hueso con muecas y sonrisas. Con brazos que abrazan y mimos que cautivan.  Mis niños, mi refugio. Siempre digo que no hay mejor medicina. Dejaremos para otros el Prozac, no hay ni una mejor droga en mi vida: Unai y Maria.

Por Miriam Hernández y para sus dos estrellas.

08 noviembre 2010

Un campeón y dos visiones sobre las extra-escolares



Tiene casi siete años y lleva semanas contando los días que quedaban para estrenar temporada. Hoy ha regresado a casa sin marcar un gol, cansado y con el ánimo algo tocado después de salir "escarmentados" de un campo ajeno.

Hoy ha disfrutado en el campo, ha compartido balón y pasión con sus compañeros de equipo. Ha aprendido como se despiden los que aman al deporte por encima de los resultados: con un abrazo a los que hoy le ganaron.

Ese campeón del que me siento orgullosa y al que he animado una vez más no es otro que mi niño. Al que me encanta acompañar en su ilusión. Compartir estas tardes de alegrías y de aprendizaje. Sin importarme que haga frío. Sin tener en cuenta que su hermanita de dos años en plena vena exploradora no aguante quieta los partidos. Echando de menos a su papá, que no puede acompañarnos a estos grandes eventos.

Hoy me quedé triste. Mientras caminábamos escuché a dos mamás que se quejaban de que tenían que ir a estos encuentros de fútbol de sus niños. Ni siquiera tenemos que conducir, puesto que se hacen todos en nuestra ciudad. Ellas hablaban de que llevar los niños al partido era un engorro, decían que habían pagado como actividad extra-escolar esto del fútbol y que querían ese tiempo para dedicarlo a otras cosas.


Y me he quedado triste, pensando en si puede haber un tiempo más valioso que el de ver felices a nuestros hijos.

Ellos: altos, bajitos, nerviosos, lanzados, felices, compañeros, magos del balón todos... nos muestran que las cosas a veces se hacen por pura pasión y nos contagian de ese sentimiento de inocencia y honestidad que nosotros perdimos por el camino.

Gracias chicos!

07 noviembre 2010

Los iDodot y respetar sus ritmos (también con el pañal)



Hace unos días se pusieron en contacto conmigo desde una empresa que se encarga del marketing y publicidad de Dodot a través de los blogs para ver si quería probarlos y hablar de ellos en el blog.

La verdad, que con todos los pañales que gastamos en casa, no me atreví a negarme. Es más, desde aquí les doy las gracias por haberme elegido para probarlos y explicar mi experiencia a través de mi blog. Eso sí ya les avisé que no solamente me limitaría al análisis del producto, si no que aprovecharía para hablar de lo importante que me parece el respetar que nuestros hijos decidan cuando dejar el pañal. Respetando esos ritmos tan importantes que me gusta tanto recordar como diferentes y únicos de cada ser humano en su evolución.

En nuestro caso, María tiene 26 meses y aunque ha habido veces que parecía decidida a dar el paso hacia el abandono del pañal mostrando interés hacia hacer pipí en el wc o al querer ponerse "braguitas" e incluso arrancándose de golpe los pañales y haciendo pipís por todo nuestro hogar. Últimamente cuando le he ofrecido hacer sus necesidades en el inodoro se ha negado lloriqueando, así que tengo claro que no es su momento, que es muy pequeñita aún y aunque no está de más de vez en cuando ofrecerle el wc si muestra interés, no estaría nada bien obviar sus deseos que seguro tienen mucho que ver con sus necesidades y su evolución.

Dejar el pañal no tiene que ser ningún trauma. Ni para los bebés, ni para las mamás. Como todo proceso madurativo de cualquier persona se aprende porquito a poco y no hay que sentir el fracaso ni la decepción si vemos que aunque hoy mejoremos un poquito mañana no nos va tan bien. Y sobretodo no sentir esa presión "de lo social" porque nuestro peque deje los pañales prematuramente sin tener en cuenta sus necesidades.

 Ayer mismo hablaba con una mami que como yo tiene otro niño más mayorcito y me confirmaba su tranquilidad al dejar el pañal esta vez con su pequeña. Me explicaba que con su hijo mayor se había precipitado y lo habían pasado los dos francamente mal y que esta vez esperaría a que la niña marcara sus ritmos de una manera más clara. Por supuesto le comenté que yo lo había hecho con mi hijo mayor y que nuevamente lo haría con mi hija. Puesto que me parece la opción más respetuosa y adecuada.

También es cierto, que con esto de que los niños entren incluso con dos añitos y nueve meses en las escuelas de preescolar, parece que debamos acelerar el proceso en muchos casos en los que los pequeños se ven empujados hacia la retirada del pañal prematuramente ocasionando una tortura para mamás y niños. Desde mi blog me gustaría lanzar un ciber-tirón de orejas a las instituciones que en estos casos obvian las necesidades de los pequeños, sin tener respeto hacia su verdadera evolución como personas. 

Como siempre una sociedad gobernada por los adultos obliga a muchos niñ@s a crecer demasiado rápido. 

Y sí, la mayoría de niños dejarán sus pañales sin problemas, pero desde aquí me gustaría hacer hincapié en aquellos que no lo harán y también deberían de ser respetados. Además de que así nos ahorraríamos también un buen puñado de mamis preocupadas porque sus niños, aún siendo normales no cumplen con las expectativas que la sociedad les interpone.

Por cierto, y todo esto hablamos sobre el pañal diurno, del nocturno decir que hay niños que tardan muchísimo en madurar el control de esfínteres durante la noche y son niños sanos y completamente normales, inteligentes y que simplemente tienen escapes nocturnos. Y cuando digo mucho tiempo, se trata de años.


Volviendo al tema de los iDodot pues como nota positiva puedo decir que tanto los materiales como el diseño me han gustado muchísimo (a María también ;-) porque vienen con los dibujos de Barrio Sésamo.

Los materiales son muy ligeros y absorbentes. Los cierres van perfectamente porque se pueden enganchar y desenganchar tantas veces como necesitemos. La verdad es que me han gustado mucho.

La única pega ha sido que aunque mi hija pesa algo más de 14 kilos y la talla 4 vale hasta 15 kilos como es muy redondita le quedaban algo justitos. Así que ya sabéis si tenéis pensado adquirirlos tener en cuenta la silueta de vuestros pequeños.

Y nada más. Espero que este post os ayude a decidir sobre los pañales de vuestros bebés un poquitín.

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06 noviembre 2010

Cuando sí comen (también nos preocupamos)



Si me llegan a decir cuando nació mi primer hijo que yo me iba a llegar a preocupar de un bebé porque comiera "demasiado" estoy segura que hubiera puesto el grito en el cielo.

Desde que mi pequeño de 6 años llegó a nuestras vidas, la comida para él no ha sido más que un "puro trámite". La verdad que no tenía ningún motivo verdadero por el que preocuparme. Mi hijo aunque bajito de percentil siempre ha sido un niño sano, fuerte e inquieto. Motivos suficientes para que aunque no cumplan las "expectativas de los adultos" en referencias a las cantidades que deben comer, podamos estar muy tranquilos.

Según mi pediatra de aquellos días mientras mi pequeño comiese de todo un poquito (para tener de la mayoría de nutrientes necesarios y no tener ningún tipo de anemia) no había porqué preocuparse.

Ahora con 6 años la verdad es que come casi de todo, aunque como la mayoría de niños tiene una serie de alimentos "poco saludables" entre los primeros de la lista a elegir si le preguntas que quiere comer. Pero ese es otro tema que no voy a compartir hoy aquí, puesto que daría para una entrada completa.

En realidad no es de él de quien quiero hablar, puesto que desde que soy madre la gran mayoría de mamás se quejan de eso mismo. De la falta de ganas de comer de sus pequeños. Yo lo que sí puedo recomendar es que se lean el libro del pediatra Carlos González "Mi niño no me come", porque encontrarán muchas respuestas que les tranquilizaran sobre este tema.

Ahora con mi hija María de 2 añitos si tuviera que leer un libro no sería este. Sería más bien un: "Mi niño come ¿demasiado?". 

Y es que mi pequeña a veces me asusta. Toma tetita por la noche, se levanta y desayuna, come, a veces si te ve comiendo re-come otra vez, te pide, va a la nevera, tetea... es un no parar...

La verdad es que la niña está preciosa,  aunque un poquito alta de percentil en referencia al peso ya que está en el 98 aproximadamente  (según las tablas de la OMS).

Pero estoy segura de que mi hija es normal y que la única clave está en no negarle la comida. Si no en ofrecerle alimentos sanos y evitar que coma productos hipercalóricos (chucherías, bollería industrial, grasas...) y que no le van a crear ningún beneficio. La niña está sanísima, excepto su alergia al pescado no ha tenido más problemas que unos cuanto virus pesados. No para en todo el día, corre, juega, brinca y necesita comer y lo que más le gusta y le ayuda a prevenir obesidad en edad adulta que es tomar lactancia materna.

En fin, el caso es que parece no haber termino medio en esto de las comidas y los peques. Aunque como siempre y ante todo debemos recordar que cada niño es diferente desde que lo tenemos en nuestro vientre. Y en este caso de las comidas mucho más. Ni todos comemos igual, ni a todos nos gustan las mismas cosas. Es importante no olvidarlo, porque nos quitará preocupaciones tanto por exceso, como por defecto.

03 noviembre 2010

Anclada a la vida

Así me siento. Anclada a la vida. Y seguro que muchas de vosotras también. Condenada a ser feliz mientras la salud y vitalidad, la alegría e inocencia de mis hijos me dejen sentirlo así.

Hoy mismo tengo un dolor de cabeza considerable. Incluso tuve que salir antes del trabajo. Es ese tipo de migrañas que sabes que hagas lo que hagas no desaparecerá tan fácilmente.

Pero aquí estoy, ejerciendo de mamá con mi pequeña, mientras a la vez escribo esto que se me pasa por mi mente en el blog y esperamos la hora de ir a recoger al "tete" al fútbol y regresamos a casa para terminar el día junt@s.

Lo de que las madres estamos ancladas a la vida gracias a nuestros hijos no es mío (claro está), es de Sófocles. Así que como podéis comprobar esto no viene de ahora. Él dijo algo como que: "Los hijos son las anclas que atan a la vida a las madres".

Y para mí, en mi vida es una verdad como un templo. Nuestros hijos nos hacen mirar hacia adelante siempre, hacia el hoy o hacia el mañana. Y solo nos dejan mirar hacia atrás para ver lo felices y dichosos que nos han hecho sentirnos. Nos comprometen con la vida y nos dan ese pequeño empujón que a veces necesitamos cuando las cosas no son como nos gustaría. Nuestros hijos son anclas, nuestros hijos ponen luz y son la medicina de nuestras almas.