Amo a los niños. Creo que es algo que se puede percibir desde estas líneas que voy escribiendo en mi blog, de lo que digo, de las palabras que dedico a mis dos estrellas y a todos los demás niños del mundo. Para mí los niños son la alegría de la vida y gracias a mis hijos creo que cada día soy mejor persona, porque me motivan a mirarme en un espejo muy especial que refleja la paciencia, la gratitud, la esperanza... y lo intento trabajar a diario para ser la madre que mis hijos se merecen.
No se si tendrá que ver con que siempre tuve claro que quise tener hijos aunque imagino que no porque también conocí a madres maravillosas que no lo tenían claro hasta que fue el preciso momento en sus vidas de procrear y a partir de ese momento sintieron que la vida tampoco tendría sentido para ellas sin hijos con quien compartirla.
Y es cierto que para una gran parte de mujeres del planeta tener un hijo es algo que deseamos con todas nuestras fuerzas y cuando llegan a nuestras vidas las llenan de alegría, paz y felicidad. Pero la clave está en desearlo y tener en cuenta de lo que significa tener un hijo. De que los niños pueden pasar sin ropas de marca, juguetes caros y colegios elitistas. Pero nunca podrán ser felices sin el amor de unos padres, sin su compañía y su atención.
Y aquí es cuando muchas veces me he dado cuenta de que hay padres que no tenían claro lo que era tener hijos hasta que los tuvieron y se encuentran perdidos y desmoralizados cuando creen perder la libertad que tenían con aquellos cachorros que no cesan de llorar para recibir las atenciones que ni más ni menos les pertenecen por derecho al aterrizar en este difícil mundo.
Veo padres que buscan la forma de "ahorrar" tiempo con sus hijos... cuando lo que realmente necesitarían para hacer felices a esos niños sería "ahorrar" tiempo de otras tareas... porque es fundamental para el desarrollo de estos pequeñines el pasar mucho, mucho tiempo con sus padres para crecer sanos emocionalmente y desarrollarse adecuadamente.
Me gustaría decir desde mi blog una verdad muy grande y es que tener hijos no es ninguna obligación. No tengas hijos por que es lo que toca, ni tampoco para ver lo que se siente y mucho menos por complacer a tu pareja.
Ten hijos si lo deseas de corazón, si sabes que desde este preciso instante tú vas a dejar de ser lo primero en la vida para que ese pequeño con el que sueñas ocupe ese lugar. Porque tener hijos es maravilloso siempre que uno esté convencido de que así lo es y no le importe anteponer absolutamente las prioridades de estos a las suyas propias.
Ser padre es tener claro que en la crianza de un hijo el bienestar del mismo es lo primero. Porque si no es cuando caemos en falsas teorías de niños perfectos que tienen que dormir 12 horas seguidas de noche, comer 250 ml. de papilla y ir a la guardería de nueve de la mañana a cinco de la tarde sin rechistar. Y cuando nuestro hijo no corresponde a este modelo de niño acudimos a ciertos libros poco recomendables para los pequeños con contenidos que les harán derramar mil y una lágrimas para que nos dejen continuar con nuestras apacibles vidas donde el ocio y el cuidado personal tienen que seguir ocupando unas prioridades que quitan horas de compañía con nuestros niños.
La paternidad y maternidad debe de realizarse conscientemente y decidir si tener o no tener hijos es una decisión muy importante que dará una u otra dirección al rumbo de nuestras vidas.