14 octubre 2010

Así no hay quien se enfade



"Te quiero mucho", "Mamá es una princesa", "Un besito"... ¡Así no hay quien se enfade!

¿No os sentís identificad@s? porque yo sí. Llevo unos días diremos que "algo difíciles" en lo que a crianza se refiere... más bien diríamos que mis dos hijos ¡Me están volviendo loca!  la peque no para de quitarse el pañal por toda la casa y de hacerse pipí por donde más le gusta como si fuera un perrito. Yo creo que aún no debe de estar preparada para retirarle el pañal, puesto que nunca lo pide, simplemente se ha aficionado a marcar su territorio.

Cuando terminamos de recoger "pises"  como podemos la vestimos, porque para quitarse el pañal tiene que quitarse el resto de su ropa (claro está). Después se dedica a pillar todo lo que puede y lanzarlo. Vamos, que cuando termino de recoger de un sitio ya me la ha "preparado en otro" y la verdad que sola en casa es difícil.

Eso sumado a que no quiere ir a dormir antes de las once, hace de esta pequeña terremoto una especie de revolución vital de nuestras propias vidas. Todo un reto el seguir su ritmo.

Mi hijo mayor para seguir sintonizando con su hermana pequeñita le sigue el juego, cosa que hasta ahora no había hecho jamás hasta la llegada de nuestra última incorporación. Debe ser que como fue un bebito tranquilito y apacible debe de recuperar el tiempo perdido ahora.

El caso es que a veces por mucho que quiera empatizar con mis pequeños, por muchas ganas que tenga de intentar comprenderles y resucitar mi niñez para empaparme de sus puntos de vista a una le salta el diferencial sin poder evitarlo.

Parece que estás más enfadada que una mona, que no hay forma de volver en tí misma y te preguntas en qué lugar está esa mami amorosa y comprensiva que quieres ser y por la que luchas cada día.

Hasta que en ese preciso instante una vocecita te dice mamá "Un becho" o viene tu pequeño y te dice "mami te quiero".

Entonces no sabes como pero de 100 pasas a 10 por hora. Tus constantes vitales bajan considerablemente y te sientes como si un ángel te estuviera susurrando al oído canciones de paz.

Aceptas que tus niños, pues son niños. Y que tú estás desbordada porque eres humana y tienes demasiado trabajo. Te planteas como hacerlo mejor, qué es lo que falla y al día siguiente lo pones en práctica.

Te dices que no hay mejor bálsamo para los nervios y el stress que las palabras que un hijo le dedica a su mamá cuando le dice lo maravillosa que es para él y lo que significa en su vida.

Y es que con mis niños así no hay quien se enfade ¿y vosotr@s os podéis enfadar con los vuestros?

6 comentarios:

Tita dijo...

Pues yo sí que me enfado, y al principio también se me hacía el culo pepsicola como se suele decir cuando la regañaba y me hacía mimitos, pero si te dejas, al final eso se volverá contra tí, y te cogerán el sobaquillo, y no conocerán los límites porque a su madre sabrán desarmarla con una cucamona.

Así que a la 5ª vez que hizo lo que la dió la gana, porque me desarmaba con una miradita, y empezó a ser una niña insoportable a ojos propios y extraños, cada vez que hay que marcar límites y comportamientos adecuados (a cada edad, claro), se marcan con paciencia, eso sí.

Y cuando quieren cortar "esa lección" con un mimito, o un llantito (al ver que no funciona esta vez) la digo con mucho amor, y firmeza también:

-Esto hay que hacerlo así, ahora no es el momento de mimitos, aunque mamá siempre, siempre, te quiere mucho.

Besos

Miriam dijo...

Tita perdona que no esté de acuerdo con tu opinión. La mayoría de las veces en la que "me enfado" con mis hijos ellos te aseguro no son los culpables.

Los culpables son el cansancio por tanto trabajo, el que mi niña tenga que dormir una siesta demasiado larga en la guarde o que yo no tenga tiempo en ese instante de atenderles como se merecen.

Mis hijos son buenas personas, si me dicen que me quieren, me dan un beso o me abrazan entiendo que lo hacen desde su corazón. Ven a su mamá preocupada, nerviosa y desbordada muchas veces y es su forma de decir que están ahí.

El tema de los límites es demasiado extenso como para hablarlo ahora. A mi por ejemplo no me entra en la cabeza ponerle a mi hija un límite para que se duerma si en ese momento no tiene sueño.

Ni ponerles límites con la comidas o obligar a mi hija a dejar el pañal.

En cambio hay unos límites muy claros en cosas que puedan suponer un peligro para ellos. Ahí no soy flexible.

Un beso guapa.

Miriam.

Tita dijo...

Ah, es que una cosa muy diferente es enfadarse por algo, y otra pagar con ellos nuestros problemas en los que ellos nada tienen que ver.

Ahí no estábamos hablando de lo mismo.

Tú deja que el segundo día vuelvan a obtener algo con sus mimitos, y verás que pronto, lo que era de corazón, se transforma en herramienta.

Sobre horarios de sueño y comidas, que es también un tema extenso, no voy a entrar. Es tan largo como los límites.

Desgraciadamente (o afortunadamente para todos) no vivimos en la anarquía, sino en un mundo con horarios. Si ella se levanta igual de fresca para ir a la guarde, o al cole más adelante después de haber dormido sólo 8 horas, eso tú lo verás.

Por supuesto no voy a obligarla a comer una cantidad determinada o a dormir más de lo que pueda, pero también hay que enseñarles que igual que su "pequeño mundo" o nuestras costumbres, cambian por ellos, también hemos de enseñarles como han de adaptarse al mundo real. Poco a poco, a su ritmo y edad...

Creo que aquí, en todo caso, chocan dos filosofías muy distintas. Ni Carlos González ni Estivill.

O ambos. Que ni la excesiva comprensión acabe en permisividad, ni las excesivas reglas en autoritarismo..

Besitos

Miriam dijo...

Tita, como debes saber yo si que soy partidaria de Carlos González. Me encanta su filosofía, sus explicaciones antropológicas y las experiencias que nos relata en sus libros.

De Estivill opino que sus técnicas no ocasionan más que dolor en sus niños y en los propios papás.

Y todo esto de la culpabilidad será según el ojo que se mire. Por desgracia hay muchísimos padres que acusan a sus hijos de no dejarles dormir (y aplican Estivill) de que no comen lo suficiente (lo suficiente para ellos claro...) que no aceptan que sus casas estén algo desordenadas y que se lamentan que su hijo se haga pipí encima antes de cumplir los dos años.

Y lo que para ellos es justificable, para mí no. Por si no ha quedado claro, este post no es ningún deshaogo. Mis hijos hacen lo que hacen los niños sanos, ser revoltosos, activos hasta decir basta y poco dormilones.

Yo lo reconozco como natural y por ello no me justifico cuando se me hace cuesta arriba algunos días. Esos días en los que mis hijos me tienen que aguantar con mi peor cara y me dicen todo lo que me quieren.

Yo lo interpreto así. Otros, dirán que tienen que meter en vereda a sus hijos, que ya está bien todo el día trabajando para que luego llegar a casa y "aguantar" a los niños con tonterías, que bien pronto a la cama para que no molesten y pobres de ellos no se acaben la comida de la cena.

Y se creen con derecho de decir que lo hacen por su bien. Es cierto que hay que guiar a nuestros hijos por el buen camino. Pero siempre pensando cual es el mejor camino para ellos, NO EL MÁS SENCILLO PARA NOSOTROS.

Un abrazo.

Miriam.

Tita dijo...

Pero es que yo no estoy hablando de extremos, Miri...ni soy partidaria de una anarquía horaria (¿no quiere cenar con todos hoy a las 20.00? Ya querrá mañana, pero desde luego no va a cenar un día a las 20.00, otro a y media, y otro a las 22.00...)

Ni por supuesto hablo del extremo de poner las reglas a los niños para facilitarnos la vida a nosotros.

Te aseguro que me da mucha pena la mayoría de las ocasiones tener que ponerme seria para que ya no se dilate la hora de dormir, y que me encantaría leer mucho más rato con ella. O incluso echarla de menos mientras dormía y tener ganas de despertarla.

Estivill está muy mal interpretado, y hay que separar a los padres que fueron muy permisivos con el sueño, y luego se arrepintieron y quieren "corregir" de los que como yo, lo hemos tomado como una "higiene y hábitos del sueño" igual que la hay de la comida ¿o acaso tú dejas que tus hijos pongan los pies sobre la mesa mientras comen, o estén encima de ti todo el rato mientras lo hacen? Seguro que no.

Como yo tampoco permito pasar a mi hija la noche sola si se encuentra mal, o tiene miedo, o se despierta, como cada día de madrugada cuando se va su padre, y se viene a ocupar su sitio en mi cama junto a mí. Y te aseguro que no ha habido ni hay sufrimiento, porque ella sabe dormirse sola (siempre ha sabido) las 5000 veces que se despiertan los bebés-niños, y por supuesto cuando no podía hacerlo, ahí estábamos nosotros. Pero es una linea sutil que no todo el mundo entiende, ya te digo que no es ni blanco ni negro, ni González ni Estivill

No he considerado tu post de desahogo, y como te decía, he interpretado "enfadarse" en el buen sentido, no en el de desahogarse con ellos, que por supuesto, comparto contigo que no hemos de hacerlo.

Abrazos fuertes

sandrina dijo...

Te entiendo Miriam, sé lo que has querido decir con este post!! Yo pienso lo mismo, hay veces en que tenemos tantas cosas que hacer que no damos a basto y los peques hacen su trabajo... son niños... por supuesto que cuando hacen algo que no deben hacer hay que poner unos límites, pero no hay que "pagar" nuestra falta de tiempo con ellos, si han venido al mundo sabemos que son niños y que tenemos que educarlos, y tenemos que ponerles unas reglas, pero también tenemos que darles cancha, no se puede obligar a nadie sea niño o adulto a hacer nada... una cosa es educar y otra cosa es obligar,al menos así lo veo yo, pero con todos mis respetos hacia lo que piensen los demás por supuesto. Bueno, para terminar, yo no puedo enfadarme con mi niño, pero si es necesario que él entienda que eso que ha hecho no se hace lo hago con todo mi amor, aunque un poco seria para que no se ría de mi, porque Adrián es un nene un poco especial, ya te explicaré!! Besos!!