30 noviembre 2009

Tener hijos no es una obligación


Amo a los niños.  Creo que es algo que se puede percibir desde estas líneas que voy escribiendo en mi blog, de lo que digo, de las palabras que dedico a mis dos estrellas y a todos los demás niños del mundo. Para mí los niños son la alegría de la vida y gracias a mis hijos creo que cada día soy mejor persona, porque me motivan a mirarme en un espejo muy especial que refleja la paciencia, la gratitud, la esperanza... y lo intento trabajar a diario para ser la madre que mis hijos se merecen.

No se si tendrá que ver con que siempre tuve claro que quise tener hijos aunque imagino que no porque también conocí a madres maravillosas que no lo tenían claro hasta que fue el preciso momento en sus vidas de procrear y a partir de ese momento sintieron que la vida tampoco tendría sentido para ellas sin hijos con quien compartirla.

Y es cierto que para una gran parte de mujeres del planeta tener un hijo es algo que deseamos con todas nuestras fuerzas y cuando llegan a nuestras vidas las llenan de alegría, paz y felicidad.  Pero la clave está en desearlo y tener en cuenta de lo que significa tener un hijo. De que los niños pueden pasar sin ropas de marca, juguetes caros y colegios elitistas.  Pero nunca podrán ser felices sin el amor de unos padres, sin su compañía y su atención.

Y aquí es cuando muchas veces me he dado cuenta de que hay padres que no tenían claro lo que era tener hijos hasta que los tuvieron y se encuentran perdidos y desmoralizados cuando creen perder la libertad que tenían con aquellos cachorros que no cesan de llorar para recibir las atenciones que ni más ni menos les pertenecen por derecho al aterrizar en este difícil mundo.

Veo padres que buscan la forma de "ahorrar" tiempo con sus hijos... cuando lo que realmente necesitarían para hacer felices a esos niños sería "ahorrar" tiempo de otras tareas... porque es fundamental para el desarrollo de estos pequeñines el pasar mucho, mucho tiempo con sus padres para crecer sanos emocionalmente y desarrollarse adecuadamente.

Me gustaría decir desde mi blog una verdad muy grande y es que tener hijos no es ninguna obligación. No tengas hijos por que es lo que toca, ni tampoco para ver lo que se siente y mucho menos por complacer a tu pareja. 

Ten hijos si lo deseas de corazón, si sabes que desde este preciso instante tú vas a dejar de ser lo primero en la vida para que ese pequeño con el que sueñas ocupe ese lugar.  Porque tener hijos es maravilloso siempre que uno esté convencido de que así lo es y no le importe anteponer absolutamente las prioridades de estos a las suyas propias.

Ser padre es tener claro que en la crianza de un hijo el bienestar del mismo es lo primero.  Porque si no es cuando caemos en falsas teorías de niños perfectos que tienen que dormir 12 horas seguidas de noche, comer 250 ml. de papilla y ir a la guardería de nueve de la mañana a cinco de la tarde sin rechistar. Y cuando nuestro hijo no corresponde a este modelo de niño acudimos a ciertos libros poco recomendables para los pequeños con contenidos que les harán derramar mil y una lágrimas para que nos dejen  continuar con nuestras apacibles vidas donde el ocio y el cuidado personal tienen que seguir ocupando unas prioridades que quitan horas de compañía con nuestros niños. 

 La paternidad y maternidad debe de realizarse conscientemente y decidir si tener o no tener hijos es una decisión muy importante que dará una u otra dirección al rumbo de nuestras vidas.

Porque todos tengamos hijos o no, seamos hijos de unos padres u otros, tenemos derecho a ser felices y a recibir todo el amor que necesitemos.

28 noviembre 2009

De como descubrí la crianza con apego (El desenlace)




Ni juntando todos los adjetivos más bellos del diccionario podría definir como me sentí el día que nació mi hija.  No hay dinero, ni joyas, no hay gratitud suficiente a aquella doctora que me ayudó a cumplir mi sueño de tener mi parto vaginal después de cesárea.


Hoy me queda aún el mágico recuerdo de lo vivido.  Un recuerdo que me acompañará para siempre, porque nunca olvidaré nuestro encuentro, cuando cogí a mi pequeña entre mis brazos y la puse en mi pecho tan calentita y comenzó a mamar, desnudita encima de mí, piel con piel.


Había llegado el día en que me sentí completa como mujer.  Había recuperado aquella parte de mi propia historia que me faltaba.
 La  historia que un día se quedó por el camino en un frío quirófano, como desgraciadamente se pierden a diario en tantos hospitales de nuestro país a causa de las prisas que en esto de los partos son tan malas consejeras.


 Después de leer y leer a tantas mujeres con sus testimonios de PVDC de las que soñaba imitar un día resultando la protagonista de mi propio cuento.  Ellas que tanto me habían ayudado, como también lo hicieron artículos, vídeos y libros de personas que demuestran el amor hacia los niños y sus madres fomentando el parto y nacimiento respetado y a todos ellos mujeres y grandes profesionales a los que desde mi rincón agradeceré eternamente.


Una vez nació mi princesa mis ansias de conocimiento sobre crianza aumentaron.  Había abierto las puertas de un mundo que aunque ya suponía por instinto, se mostraba virgen para mis conocimientos.  Tenía ante mí los nombres de todo aquello que durante años había tenido en mi mente y que ahora por fín podía colocar en mi cerebro como algo que poder en práctica sabiendo que además de instintivo, había los suficientes estudios practicados que indicaban lo saludable que era tanto para nosotros como para nuestros hijos.


Y aquí me encuentro como una mamá con muchas inquietudes y que intenta dar un pequeño paso cada día.  Una madre que se equivoca como la mejor, pero que en cada error intenta aprender para el siguiente.

Considero que lo más importante en este aprendizaje vital que realizamos al acompañar a nuestros hijos es sin duda alguna el amor que sentimos hacia ellos.Si no hay amor y cariño para nuestros hijos de poco servirán las lactancias prolongadas, ni los porteos, ni el colecho.

Tenemos que ser conscientes de que la gran inmensa mayoría de padres amamos a nuestros hijos innatamente, les queremos desde mucho antes de nacer y esto nos tiene que ayudar mucho a la hora de educarlos, respetarlos y acompañarles en la vida.


Que nuestros pequeños sepan que estamos ahí aún dejándoles su camino libre para que sean ellos quien puedan dar cada paso.  Si tropiezan que se encuentren una mano para levantarse, una mano que hallarán tendida todos los días de su vida.

25 noviembre 2009

Nos encanta "Toy Story Mania" para Wii

En casa nos encanta jugar a la Wii con nuestro niño y echar unas risas en familia y Unai a quien le "chiflan" las películas de Toy Story ya ha encargado a Papá Noel el nuevo juego ‘Toy Story Mania’ que  Disney Interactive Studios acaba de estrenar en 3D exclusivamente para la Wii.


Y es que desde que conocí Toy Story hace ya algunos años, no he podido dejar de sentir debilidad por Woody aquel muñequito desvalido que tenía que competir con las nuevas tecnologías que aparecen en la película representadas por Buzz Lightyear. Ahora gracias a la Wii podemos divertirnos un rato con los personajes de la película de la que además se va a estrenar una tercera parte el próximo año, y acompañar a los peques de la casa, algo que como sabéis siempre me encanta poder compartir con vosotros.  Para que veáis un poquitín el juego que tanto gusta a mi niño os dejo un pequeño vídeo a continuación y además podéis interactuar con vuestro ratón para probar suerte.





¿Os ha gustado? pues las aventuras no terminan aquí porque también os dejo el enlace de la página oficial donde os podéis descargar wallpapers, salvapantallas, colgantes para la puerta y dibujos para colorear temáticos de esta película para seguir compartiendo ratitos estupendos con vuestros hijos.


Además os dejo enlazada la tienda virtual por si os animáis a comprar el juego.  Nosotros ya lo tenemos encargado para que Papá Noel se lo traiga al peque... bueno... al  peque y a los papás ;-) 

22 noviembre 2009

De como descubrí la crianza con apego (II)



Ahora, desde la distancia, una se da cuenta de que mágicamente todo lo que tenía en su mente cuadra como si de un reloj suizo se tratara.  Mi hijo creció rodeado de amor, de paciencia, de tiempos de espera a su madurez... creció sin prisas, sin presiones... como os conté en la entrada anterior yo no tenía ni idea de crianza con apego.  Pero mi instinto me decía que antes de embarcarme en el siguiente viaje hacia otra maternidad, debía esperar a que mi hijo no me necesitase tanto. 

Y así sucedió.  Casi que coincidiendo con el cuarto cumpleaños de mi hijo mayor, recibimos la noticia de que otra pequeña vida venía de camino.  Para mí aquel momento no puedo más que describirlo como el del comienzo de una revolución interior como mujer.  Si hay algo que debo agradecer a mi hija además de todo el cariño que nos da cada día, es que gracias a esta segunda oportunidad que me ha dado la vida de ser madre he podido quitarme una espina demasiado pesada de mi interior. Imagino que algunos pensaréis que puede sonar un tanto egoísta y me gustaría dejar claro que la finalidad de tener otro hijo jamás estuvo ligado a este hecho de resarcir mis posibles traumas maternales.  Mi pequeña María está aquí simplemente porque deseábamos tener otro pequeño al que querer.  Sin más.  Pero también mentiría si no digo que gracias a ella he curado cualquier herida maternal, porque así ha sido.

Durante mi segundo embarazo me sentía muy feliz.  Aproveché muchísimo el tiempo que nos quedaba a Unai y a mí como madre e hijo en exclusiva, pero hablábamos mucho sobre su hermanita que venía de camino. 

Como cualquier mami embarazada tenía muchas dudas, miedos e inseguridades.  Pero esta vez me empecé a informar sobre como quería que transcurriera el parto y la lactancia.  Leí, leí y leí. Buscaba sobre partos vaginales después de cesárea y sobre como dar el pecho.  Y así me topé con la web de Crianza Natural, con la lista de apoyo cesáreas y con páginas relacionadas con el parto y la crianza respetuosa.  Estaba llena de optimismo y de ilusión.

Recuerdo que desde hacía mucho tiempo había visto a mamás con un trapo colgado y a sus bebés dentro.  Así que volví a buscar en internet y me encontré con la sorpresa que el camino me volvía a indicar a páginas como Crianza Natural. ¿Era esto verdaderamente una casualidad? yo siempre había querido llevar colgado a mi niño... pero una vez más había pecado de ingenua y aunque me dejaron en su día una "colgona" no me gustó nada la experiencia.  Pero esta vez era diferente. Me informé sobre portabebés y mi hermana me regaló una bandolera preciosa de Crianza natural.

Y el embarazo transcurrió rápido.  Incluso estubo a punto de ir un tanto acelarado cuando por una amenaza de parto prematuro casi se nos complica el desenlace soñado.  Pero mi pequeña supo esperar y así llegamos al momento más esperado durante toda mi vida: mi PVDC.

Continuará.

21 noviembre 2009

De como descubrí la crianza con apego (I)


Hace días que me planteo contar en el blog el pequeño camino que he recorrido hasta llegar a entender que en temas de crianza de nuestros hijos hay mucho más allá de Estivill, Supernanny y compañía. Es un tema muy importante para todas aquellas madres que  aún teniendo un sentimiento de tristeza al tener que cumplir todos aquellos preceptos que la ley de estos "Dioses de la crianza" establecen, sienten que una parte muy importante de su instinto maternal se pierde en esa dirección.

Cuando nació mi primer hijo (como alguna vez he explicado) ni el parto, ni la lactancia fue como yo había soñado.  Ahora no es el momento de analizar el porqué, quizás me dé para hacer otra entrada algún día.  El caso es que me negué en rotundo a compartir mi lactancia artificial con nadie.  Nadie podía darle un biberón a mi hijo.  Si no podía darle el pecho, por lo menos sería yo quién dedicara todos sus minutos del día que fueran necesarios a alimentarlo de esta manera.  En ese momento me miraban todos con cara de no entender a una loca que quería seguir un instinto de madre que aún sin lactancia natural seguía patente.


Después el tema del sueño.  Todo el mundo complicándome la vida con consejos del tipo: los niños tienen que dormir en su cuarto.  Pero ¿por qué? yo tampoco entendía aquello... yo seguía deseando pasar todas las horas con mi hijo y no iba a pasar por aquella estupidez.  El niño se quedó en mi cuarto... pero eso sí... "era malo que durmiese en nuestra cama...", ahora comprendo que aún había algo de la sociedad que no me permitió ser libre completamente.


En aquel momento no conocía Crianza Natural, no sabía qué era la crianza con apego, ni que se podía relactar. Nadie me había comentado que no pasaba nada por dormir con nuestros hijos ya que era algo bueno para establecer un vínculo de amor más grande con ellos.... aquella joven de 25 años recién cumplidos no sabía nada.  Pero si sabía todo lo que quería a aquella personita que acababa de llegar a su vidas. Sabía que se había perdido algo muy grande al desistir de darle pecho... sabía que hubiese sido insoportable haber estado todas esas noches lejos de él y dejarle llorar para que se acostumbrase a algo absurdo.


Aunque influenciada por el resto de la sociedad, había algo en mi interior que no iba a dejar de escuchar, una voz que me indicaba que el amor tenía que prevalecer sobre todas las demás cosas en la relación con mi pequeño.  Y no dejé de escuchar a esa voz y al ir tirando del hilo comencé a encontrarme con detalles, con palabras nuevas, con experiencias de otras mujeres revolucionarias, con ilusiones... y no pude dejar de fijar mi horizonte en ellas para no cometer los mismos errores otra vez. Pero eso lo dejamos para la próxima.


Continuará.

15 noviembre 2009

Con los derechos de los niños



En mi vida si hay algo que mueve el motor de mi mundo son sin duda alguna mis dos hijos y el amor que siento hacia ellos y que gracias a sus enseñanzas se traduce en una amor hacia todos los demás niños del mundo entero.

Los niños son la alegría, son la bondad, la valentía, la lealtad, el cariño, el humor, la dignidad, la pasión por hacer las cosas, la admiración, el honor, la amistad, las risas... la esencia de la vida.

Dejadles hablar y escuchad con atención, seguro que algo muy importante tienen que contarnos, algo que va a cambiar nuestras vidas para siempre.  Porque además son sabios y siempre dicen la verdad.

Ellos nos ayudarán a levantarnos si nos caemos, nos ofrecerán su mano sin rencor por si alguna vez les fallamos y nos dirán !adelante¡ solo por eso tendríamos que levantarnos cada mañana felices y dispuestos a ser mejores personas.  Ellos nos ayudarán en esa difícil tarea, estoy completamente segura de que va a ser así.

Dentro de unos días, el 20 de Noviembre se celebra el día de la infancia y aunque para mi todos los días son días de los niños he buscado algo bonito que colgar en mi blog para junto con estas palabras que no puedo dejar de dedicar constantemente a nuestros pequeños se conviertan en un pequeño homenaje.

Espero que os guste.


09 noviembre 2009

La belleza está en el corazón

A día de hoy tengo muy claro que valores quiero transmitir a mis hijos. Quizás el más importante de entre todos ellos se encuentre el respeto.  El respeto hacia si mismos y el respeto hacia los demás.  Aprender a quererse y a aceptarse como son, con sus defectos y sus virtudes y también realizar la misma tarea con los demás seres humanos. ¿Qué sencillo decirlo, no? es una tarea que a muchos nos llevará media vida.


Cuando quiero enfocar algo en referencia a la educación de mis hijos hago un ejercicio de reflexión haciendo uso de la memoria.  ¿Cómo hacer las cosas bien? A veces no somos conscientes de la importante herramienta que tenemos a nuestro alcance, se nos olvida que nosotros también fuimos niños.


Cuando yo era niña y en algún momento me sentía diferente por algún motivo recuerdo que me sentía triste. Y gracias a ello soy consciente de que en algún momento a mis hijos les puede pasar igual.  Sentirse tristes por creerse diferentes. 


Y alomejor no es cierto que sean diferentes,  pero ¿qué más da? el ejercicio que debemos de realizar nosotros com padres es el de ayudarles a quererse a respetarse y a creer en si mismos y en sus ilusiones para cumplirlas.  Y solo de esta manera sabrán que deben hacer lo mismo con sus semejantes.  Serán felices y llevarán una vida plena que se transmitirá a los demás.


Entonces no importarán si son más o menos guapos, listos, torpes o populares en el colegio. Sabrán que ellos valen por lo que son, no por lo que parecen.  Y finalmente lo que habrán aprendido para ellos lo aplicarán en sus relaciones con los demás, haciendo brillar los valores del respeto que tanto hacen valer a los seres humanos que consiguen esta capacidad de respetar.


La belleza, la integridad de una persona, la humildad, la bondad, la riqueza... está en el corazón de un ser.  Esa lección si se la enseñamos a nuestros hijos les ayudará a tener una vida plena aunque no se pueda garantizar que fácil, porque podemos encontrar en nuestro camino a personas que no miran en nuestra misma dirección y parece que han llegado al planeta tierra para poner piedras en el camino de los demás.

Pero si hemos trabajado con nuestros hijos el valor del respeto hacia sí mismos, lo tendrán mucho más fácil para saber saltar estos obstáculos y no dejar influenciarse por aquellos que quieran dañarles y desorientarles.

Si hay un film de Disney que habla sobre los valores de integridad de un ser humano, más allá de la apariencia física y lo bien visto es "La Bella y la Bestia".  La belleza es un don que solo unos pocos pueden ver más allá que un cuerpo bonito o una destreza excepcional.  La belleza es sinónimo de bondad, buenos sentimientos y corazón puro.  No tiene nada que ver con una sonrisa profident o una melena larga y rubia al viento.

Que nuestros hijos comiencen a quererse más allá del aspecto físico es también cosa nuestra, que no nos quepa la menor duda. Educarles siempre en el respeto hacia ellos mimos.  Este hecho se traducirá también en un respeto hacia sus semejantes.

Espero que os guste esta canción que a mi desde niña me tiene cautivada.



La Bella y la Bestia

Se oye una canción
que hace suspirar
y habla el corazón
de una sensación
grande como el mar

Algo entre los dos
cambia sin querer
nace una ilusión
tiemblan de emoción
bella y bestia son

Hoy igual que ayer
pero nunca igual
siempre al arriesgar
puedes acertar
tu elección final


Debes aprender
Dice la canción
que antes de juzgar
tienes que llegar
hasta el corazón


Debes aprender
dice la canción
que antes de juzgar
tienes que llegar
hasta el corazón

Cierto como el sol
cierto como el sol
que nos da calor
no hay mayor verdad
la belleza está
en el corazón


Nace una ilusión
tiemblan de emoción
bella y bestia son
bella y bestia son
bella y bestia son.

02 noviembre 2009

El mejor cumplido de mi vida



Ni las felicitaciones en la escuela por ser una alumna aplicada. Ni los comentarios a esa fantástica recuperación del estilismo post-parto.  Tampoco los reconocimientos (estos minoritarios) de algún jefe por el trabajo bien hecho.

 Creo que nunca antes me había sentido tan bien conmigo misma, reconocida y encantada de la vida como tras recibir un cumplido como lo hice hace unos días cuando una dependienta de un comercio de mi barrio me dijo tras comprobar asombrada como María a sus 14 mesecitos estaba mamando mientras una servidora realizaba la compra porteándola  en el mei-tai.

Nunca habíamos hablado, pero en aquellos minutos de intercambio de impresiones y tras ver como era capaz de cuidar de mi hijo mayor y mientras transportar a la peque haciendo la compra estuvimos charlando un ratito.

Le comenté las horas que pasábamos separadas todos los días y que me encantaba llevarla encima para después de ese dichoso tiempo poder recuperarlo juntas. También me dio tiempo a explicarle que tras el fracaso de mi primera lactancia  y parto por cesárea me había informado de como quería hacer las cosas esta vez y que gracias a ello había tenido un parto estupendo y una lactancia que me da mucha felicidad.

Entonces tras escucharme hablar me contestó: "Ojalá todas las mujeres hicieran todo lo que haces tú".

Y yo sentí que ningún cumplido, comentario voluntarioso o palabra bien intencionada nunca antes me había sonado tan a música celestial como aquella maravillosa frase.

Y le contesté con una gran sonrisa y un "gracias" que en realidad no eran merecedores de todo lo reconfortantes que me habían resultado sus palabras.

Porque después de ir llorando por las esquinas estos días por toda la incomprensión que tenemos que sorportar muchas mamis por querer llevar en brazos, amamantar y en definitiva AMAR a nuestros hijos, alguien había puesto un punto de esperanza e ilusión, de comprensión y admiración agradecida.

Solo me quedaría añadir que me quedé por contestar que las mamás que intentamos criar a nuestros hijos de esta forma tan sencillamente instintiva ya somos muchas, aunque por el bien de todos los niños espero que seamos muchísimas más.  Porque nunca seremos demasiadas.