22 noviembre 2009

De como descubrí la crianza con apego (II)



Ahora, desde la distancia, una se da cuenta de que mágicamente todo lo que tenía en su mente cuadra como si de un reloj suizo se tratara.  Mi hijo creció rodeado de amor, de paciencia, de tiempos de espera a su madurez... creció sin prisas, sin presiones... como os conté en la entrada anterior yo no tenía ni idea de crianza con apego.  Pero mi instinto me decía que antes de embarcarme en el siguiente viaje hacia otra maternidad, debía esperar a que mi hijo no me necesitase tanto. 

Y así sucedió.  Casi que coincidiendo con el cuarto cumpleaños de mi hijo mayor, recibimos la noticia de que otra pequeña vida venía de camino.  Para mí aquel momento no puedo más que describirlo como el del comienzo de una revolución interior como mujer.  Si hay algo que debo agradecer a mi hija además de todo el cariño que nos da cada día, es que gracias a esta segunda oportunidad que me ha dado la vida de ser madre he podido quitarme una espina demasiado pesada de mi interior. Imagino que algunos pensaréis que puede sonar un tanto egoísta y me gustaría dejar claro que la finalidad de tener otro hijo jamás estuvo ligado a este hecho de resarcir mis posibles traumas maternales.  Mi pequeña María está aquí simplemente porque deseábamos tener otro pequeño al que querer.  Sin más.  Pero también mentiría si no digo que gracias a ella he curado cualquier herida maternal, porque así ha sido.

Durante mi segundo embarazo me sentía muy feliz.  Aproveché muchísimo el tiempo que nos quedaba a Unai y a mí como madre e hijo en exclusiva, pero hablábamos mucho sobre su hermanita que venía de camino. 

Como cualquier mami embarazada tenía muchas dudas, miedos e inseguridades.  Pero esta vez me empecé a informar sobre como quería que transcurriera el parto y la lactancia.  Leí, leí y leí. Buscaba sobre partos vaginales después de cesárea y sobre como dar el pecho.  Y así me topé con la web de Crianza Natural, con la lista de apoyo cesáreas y con páginas relacionadas con el parto y la crianza respetuosa.  Estaba llena de optimismo y de ilusión.

Recuerdo que desde hacía mucho tiempo había visto a mamás con un trapo colgado y a sus bebés dentro.  Así que volví a buscar en internet y me encontré con la sorpresa que el camino me volvía a indicar a páginas como Crianza Natural. ¿Era esto verdaderamente una casualidad? yo siempre había querido llevar colgado a mi niño... pero una vez más había pecado de ingenua y aunque me dejaron en su día una "colgona" no me gustó nada la experiencia.  Pero esta vez era diferente. Me informé sobre portabebés y mi hermana me regaló una bandolera preciosa de Crianza natural.

Y el embarazo transcurrió rápido.  Incluso estubo a punto de ir un tanto acelarado cuando por una amenaza de parto prematuro casi se nos complica el desenlace soñado.  Pero mi pequeña supo esperar y así llegamos al momento más esperado durante toda mi vida: mi PVDC.

Continuará.

5 comentarios:

sandrina dijo...

Sé lo que es tener esa espinita, yo a pesar de haber dado lactancia diferida durante un año la tengo, ojalá algún día pueda tener otor bebé al que poder darle el pecho y quitarme esa pena que tengo de no haberselo poder dado a mi pequeño, pero como tu no quiero tenerlo solo por quitarme esa espinita, es porque deseo fervientemente dar amor, y tengo mucho que dar. Mi niño me llena totalmente, pero me encantaria que él tuviese a alguien con quien compartir sus experiencias aparte de papá y mamá. Es bonito tener hermanos, almenos para mi, que tengo dos y no concibo mi vida sin hermanos. En fin, otra vez felicidades por el post.

Miriam dijo...

Sandra ojalá que algún día cumplas tu sueño de ser remami de otro bebé. Los que te queremos deseamos que tengas toda, toda la salud para poder cumplir tus deseos.

Mientras, disfruta de este tesoro que tienes en casa para quitarte cualquier tipo de pena!!!!

Un abrazo guapa.

espontanea dijo...

Yo también traté a mi segunda hija de una forma muy diferente a la de su hermana mayor. No fue culpa de los veinticinco años, porque yo tenía diez más cuando dí a luz por primera vez. Me decían que escuchara mi instinto maternal, pero yo no tenía eso, necesitaba libros y revistas, que alguien me dijera cómo se cuidaba un bebé. Recuerdo un sentimiento de alivio al dejarla en la guardería "al fin está en manos de profesionales".

Pero con la segunda todo fue diferente, yo ya me sentía sabia, y había leído tanto que sabía que hay todo tipo de teorías contradictorias. Ahora sólo quedaba escoger la que más me gustara, y metí a mi bebé en la cama, y le dí teta en la calle y en los bares, y la cogí en brazos todo lo que mi lumbago pudo soportar.

A veces, cuando veo lo bien que se portan los niños ajenos en los restaurantes pienso si no debería ser más firme con mis hijas. Pero se me pasa enseguida. Es mi camino, los demás harán el suyo.

sandrina dijo...

Mi enhorabuena para las mamis que tarde o temprano se dejan guiar por su instinto. Miriam, muchas gracias, disfruto el peque a tope, él sabe hacerme muy feliz. Por cierto, sigue con este blo tan genial, estoy segura que ayudaras a mucha gente. Besos

ESPACIO NUTRICIO dijo...

Hola Miriam,
Me place mucho leer historias como la tuya, cuando tuve a mi hija también tenía 25 recién cumplidos, en los últimos 6 años he aprendido mucho de lo que se ha beneficiado mi hija y de lo que también se beneficiará algún día otro hijo u hija...creo que siempre se esta a tiempo para los hijos, aunque ya sean adolescentes o mayores, muchas veces las palabras pueden curar grandes heridas, y para decir lo que nos paso y lo que sentimos, nunca es tarde,
besos,
María