28 noviembre 2009

De como descubrí la crianza con apego (El desenlace)




Ni juntando todos los adjetivos más bellos del diccionario podría definir como me sentí el día que nació mi hija.  No hay dinero, ni joyas, no hay gratitud suficiente a aquella doctora que me ayudó a cumplir mi sueño de tener mi parto vaginal después de cesárea.


Hoy me queda aún el mágico recuerdo de lo vivido.  Un recuerdo que me acompañará para siempre, porque nunca olvidaré nuestro encuentro, cuando cogí a mi pequeña entre mis brazos y la puse en mi pecho tan calentita y comenzó a mamar, desnudita encima de mí, piel con piel.


Había llegado el día en que me sentí completa como mujer.  Había recuperado aquella parte de mi propia historia que me faltaba.
 La  historia que un día se quedó por el camino en un frío quirófano, como desgraciadamente se pierden a diario en tantos hospitales de nuestro país a causa de las prisas que en esto de los partos son tan malas consejeras.


 Después de leer y leer a tantas mujeres con sus testimonios de PVDC de las que soñaba imitar un día resultando la protagonista de mi propio cuento.  Ellas que tanto me habían ayudado, como también lo hicieron artículos, vídeos y libros de personas que demuestran el amor hacia los niños y sus madres fomentando el parto y nacimiento respetado y a todos ellos mujeres y grandes profesionales a los que desde mi rincón agradeceré eternamente.


Una vez nació mi princesa mis ansias de conocimiento sobre crianza aumentaron.  Había abierto las puertas de un mundo que aunque ya suponía por instinto, se mostraba virgen para mis conocimientos.  Tenía ante mí los nombres de todo aquello que durante años había tenido en mi mente y que ahora por fín podía colocar en mi cerebro como algo que poder en práctica sabiendo que además de instintivo, había los suficientes estudios practicados que indicaban lo saludable que era tanto para nosotros como para nuestros hijos.


Y aquí me encuentro como una mamá con muchas inquietudes y que intenta dar un pequeño paso cada día.  Una madre que se equivoca como la mejor, pero que en cada error intenta aprender para el siguiente.

Considero que lo más importante en este aprendizaje vital que realizamos al acompañar a nuestros hijos es sin duda alguna el amor que sentimos hacia ellos.Si no hay amor y cariño para nuestros hijos de poco servirán las lactancias prolongadas, ni los porteos, ni el colecho.

Tenemos que ser conscientes de que la gran inmensa mayoría de padres amamos a nuestros hijos innatamente, les queremos desde mucho antes de nacer y esto nos tiene que ayudar mucho a la hora de educarlos, respetarlos y acompañarles en la vida.


Que nuestros pequeños sepan que estamos ahí aún dejándoles su camino libre para que sean ellos quien puedan dar cada paso.  Si tropiezan que se encuentren una mano para levantarse, una mano que hallarán tendida todos los días de su vida.

1 comentario:

Bambina felice dijo...

Gracias por compartir tu descubrimiento de la crianza con apego. Yo tuve a mi primera hija en diciembre y todo lo que he hecho por instinto ahora descubro que es justo apego. Me sabe mal que alguien se gastase dinero regalándonos cunas y cochecitos porque mi bebé duerme con nosotros y la llevo en fular siempre... pero eso indica que antes de parir no nos podemos imaginar el mundo que se va a desplegar en nuestras vidas. Por suerte mi embarazo fue muy feliz (embarazo a término después de aborto espontáneo) y el parto fue de ensueño, sin epidural, envuelto de amor.
Gracias por tu blog!!