09 julio 2010
Amor de madre gatita (Una sorpresa)
El pasado domingo una sorpresa maravillosa (que apunto estuvo de zamparse nuestro Boxer...) apareció en el jardín de los abuelos... tres gatitos recien paridos en la jardinera de casa.
Mamá gata, había buscado un lugar alejado del mundanal ruido para traer al mundo tres preciosos cachorritos, "para parir tranquilita y sin intervenciones innecesárias", aunque la pobre no debió atinar demasiado bien: no contaba con la presencia de nuestro perro quien en cuanto tuvo la puerta abierta del jardín olisqueó a aquellos maravillosos "mini tigres" recién nacidos.
Gracias a la ayuda del abuelo, los gatitos no sufrieron ningún daño y mis niños pudieron ver a aquellas preciosidades que acababan de nacer.
Pero les expliqué que no debíamos molestarles, cuando los bebés llegan a este planeta tierra lo único que necesitan es mucha tetita y amor. Ni más ni menos. Por suerte aquella gatita-mamá estaba por la labor.
Mamá gata que era muy lista en cuanto dejamos la vía libre volvió a por sus cachorritos de teta para llevarlos a un lugar más seguro. Su instinto le avisó que no era el lugar más adecuado aquel ante tanta mirada indiscreta de unos humanos que tantas veces nos equivocamos con estos temas.
Los peques se quedaron con las ganas de un gatito, pero les expliqué que aquellos cachorritos necesitaban ahora que su mami les alimentara, les diera tetita y cariño.
Quería compartir esta experiencia en mi blog por varios motivos: los peques aprendieron que mucho más importante que nuestros deseos de humanos de colonizarlo todo y apropiarnos de la libertad de la naturaleza, está el propio derecho de la naturaleza en sí misma a ser libre. También comprendieron el valor que tiene el saber dejar volar aquello que tanto amamos, por amarlo en sí mismo. Pudieron comprobar lo que hace una madre por sus hijos, que nunca los olvida. Y en casa los adultos volvimos a vivir la mágia de la naturaleza en estado puro.
Nosotros, los humanos adultos, que tanto nos gusta tener controlado todo los aspectos de la vida. Y qué maravilloso resulta dejar fluir las cosas en su esencia. Espero que mamá gata haya podido encontrar el lugar adecuado para dejar que sus pequeños crezcan y aprendan a defenderse por ellos mismos en esta vida tan complicada tantas veces. Mientras, ella sacará dientes y uñas para que nada les ocurra.
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4 comentarios:
Ay chica, qué entrada tan maravillosa. Y qué razón tienes, en que precisamente por lo bonito que es en la Naturaleza una madre con sus crías, lo último que hay que hacer es molestarla. En casa de mi madre tuvimos varios partos de gatas, la verdad es que no se escondieron de nosotros, de hecho una de ellas QUERÍA que estuviéramos con ella, nos buscaba, se ve que nos veía buena gente para estar ahí, recuerdo acariciarle la cabecita cuando miraba con esos ojillos como diciendo "¿Qué me está pasando?", y luego le poníamos una caja de madera para poner allí a los gatitos. Es una experiencia bonita, pero sobre todo como has dicho, si no nos buscan ellos, no vayamos a molestar.
besos
Qué suerte, Miriam, qué experiencia tan bonita para todos :) bien hecho.
¿ABUELO? Se me hace raro ¿no? “abuelo”.
Te hubiera dado igual utilizar “Yayo” Para Unai y para María soy su “YAYO” no su ABUELO.
No creo que lo hayas hecho para hacer enfadar a tu joven Papá, pero si lo que buscas es pelea… a mí quien me gusta me encuentra.
Ahora vas y censuras mi comentario.
Estupendo mensaje para tus hijos! Gracias por compartirlo!
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