Hace unos días en casa tuvimos una grata sorpresa. Nuestro niño, nos sorprendió cuando decidió "independizarse" de los ruedines de la bicicleta, para dar paso a la libertad que supone el paseo en dos únicas ruedas.
En realidad, si algo me ha hecho verdadera ilusión ha sido el sencillo y rápido proceso de aprendizaje que ha tenido Unai. Y estoy convencida que ha sido gracias a no influir demasiado en dicho trámite.
Me gustaría puntualizar, que mi hijo, es un niño que tiene respeto por el riesgo y que no se aventura a la primera de cambio a probar cosas nuevas. Cada uno tenemos nuestro carácter y así lo hemos respetado siempre.
Pero quiero explicar este dato, para que entendáis la alegría que supone ver, como simplemente apoyándole y orientándole cuando ha pedido de nuestra ayuda, él solito ha decidido que estaba listo para volar en su bicicleta.
Hacía días que le pidió a su papi que le quitara uno de los ruedines de la bici y así se hizo. Entonces sin esperarlo, mientras estaba tomando algo con unos amigos en la plaza de mi barrio, oí a alguien que me decía: "Mira tu hijo, va en dos ruedas". Me giré y vi como mi pequeño, me miraba orgulloso y me decía: "Mira mama, mira mama!" y su triunfo se hizo mi alegría. Y por supuesto mi emoción.
Explico todo esto, que quizás os parezca simplemente un entrañable momento de debilidad maternal, porque me parece sumamente importante RESPETAR EL RITMO DE APRENDIZAJE de nuestros niños.
Es cierto, que hay que estimularles, observarles, jugar mucho con ellos, experimentar a su lado. Pero siempre tiene que ser algo que les apetezca hacer y debemos estar alerta de sus necesidades en cada momento.
Soy partícipe en estos momentos, de muchas mamis que ven como sus casi aún bebés van a empezar el parvulario y viven angustiadas el momento, porque el sistema les impone que estos niños deben estar ya sin pañal, deben saber ciertas costumbres a rajatabla y deben cumplir unos requisitos sociales a los que quizás no estén aún preparados.
Yo he vivido en primera persona esta situación, ya que mi niño es de diciembre y cuando empezó el parvulario aún le faltaban 3 meses para cumplir los tres añitos. Al comentarlo en el colegio, se me respondía que "había niños que lo hacían". Yo veía que mi hijo aún no estaba preparado para ciertas tareas y sin lugar a dudas el tiempo me dio la razón, cuando en su debido momento mi pequeño logró realizar las actividades con un éxito que dejó asombrada a su profesora. Solo teníamos que esperar y darle tiempo.
Estamos en una sociedad, donde los niños deben "de crecer" demasiado rápidamente muchas veces, para que así los mayores podamos "seguir a lo nuestro" y no nos den demasiada faena. Eso no es nada justo. Cada persona, tenemos nuestro ritmo de aprendizaje y desarrollo. En realidad, el ir o no en bicicleta de dos ruedas, es una anécdota divertida y bonita. Pero hay veces en que sí es muy importante respetar el aprendizaje de nuestros pequeños para que crezcan sanos y felices.
En realidad, si algo me ha hecho verdadera ilusión ha sido el sencillo y rápido proceso de aprendizaje que ha tenido Unai. Y estoy convencida que ha sido gracias a no influir demasiado en dicho trámite.
Me gustaría puntualizar, que mi hijo, es un niño que tiene respeto por el riesgo y que no se aventura a la primera de cambio a probar cosas nuevas. Cada uno tenemos nuestro carácter y así lo hemos respetado siempre.
Pero quiero explicar este dato, para que entendáis la alegría que supone ver, como simplemente apoyándole y orientándole cuando ha pedido de nuestra ayuda, él solito ha decidido que estaba listo para volar en su bicicleta.
Hacía días que le pidió a su papi que le quitara uno de los ruedines de la bici y así se hizo. Entonces sin esperarlo, mientras estaba tomando algo con unos amigos en la plaza de mi barrio, oí a alguien que me decía: "Mira tu hijo, va en dos ruedas". Me giré y vi como mi pequeño, me miraba orgulloso y me decía: "Mira mama, mira mama!" y su triunfo se hizo mi alegría. Y por supuesto mi emoción.
Explico todo esto, que quizás os parezca simplemente un entrañable momento de debilidad maternal, porque me parece sumamente importante RESPETAR EL RITMO DE APRENDIZAJE de nuestros niños.
Es cierto, que hay que estimularles, observarles, jugar mucho con ellos, experimentar a su lado. Pero siempre tiene que ser algo que les apetezca hacer y debemos estar alerta de sus necesidades en cada momento.
Soy partícipe en estos momentos, de muchas mamis que ven como sus casi aún bebés van a empezar el parvulario y viven angustiadas el momento, porque el sistema les impone que estos niños deben estar ya sin pañal, deben saber ciertas costumbres a rajatabla y deben cumplir unos requisitos sociales a los que quizás no estén aún preparados.
Yo he vivido en primera persona esta situación, ya que mi niño es de diciembre y cuando empezó el parvulario aún le faltaban 3 meses para cumplir los tres añitos. Al comentarlo en el colegio, se me respondía que "había niños que lo hacían". Yo veía que mi hijo aún no estaba preparado para ciertas tareas y sin lugar a dudas el tiempo me dio la razón, cuando en su debido momento mi pequeño logró realizar las actividades con un éxito que dejó asombrada a su profesora. Solo teníamos que esperar y darle tiempo.
Estamos en una sociedad, donde los niños deben "de crecer" demasiado rápidamente muchas veces, para que así los mayores podamos "seguir a lo nuestro" y no nos den demasiada faena. Eso no es nada justo. Cada persona, tenemos nuestro ritmo de aprendizaje y desarrollo. En realidad, el ir o no en bicicleta de dos ruedas, es una anécdota divertida y bonita. Pero hay veces en que sí es muy importante respetar el aprendizaje de nuestros pequeños para que crezcan sanos y felices.
4 comentarios:
Completamente de acuerdo contigo!!!! es fundamental respetar los tiempos de nuestros hijos!! y qué emoción que tu chiquito haya dado ese gran paso!! y cuando él lo decidió!!! es lo mejor!!
igual yo a mis hijos siempre les he dado el chance de decidir cuándo están listos para algunas situaciones.
Igual a mi hijo mayor, no lo quisieron aceptar en el kinder que porque todavía usaba pañal... y obviamente ni me estresé... al final no entró mi niño ese año, me decía que en 1 mes si lo presionaba, dejaba el pañal para que ya entrara.. pero no!!! para qué!! pobrecitos nenes!! y al final lo dejó él solito el pañal cuando estuvo listo, y no me importó lo que dijeran los demás..y entró al kinder hasta 1 año después. cada no tiene sus tiempos.
muchas felicidades a tu pequeño y ati por supuesto!!
Pues si Diana, una emoción tremenda! lo había conseguido el solito y casi sin darse cuenta... todo en la vida tiene su momento, y nuestros hijos encontrán el suyo a cada debido tiempo.
No importa si es el primero o el último, lo importante es que sepa que estaremos ahí como inductores, como apoyo,... pero que no les exigiremos un resultado, que por desgracia es lo que impera en la sociedad actual: obtener resultados INMEDIATOS.
Besos desde el otro lado del charco.
Esta vez no te voy a dar la razón. Hay niños que necesitan que les dejen tranquilos para que lleguen tranquilamente a montar en bici, hay otros que necesitan que les den un empujón, porque si no, no se lanzarían nunca y hay otros a los que hay que pararles los pies para que no se rompan la crisma. Cada niño es diferente y cada padre y cada madre también. Lo que es cierto es que cuando fuerzas aun chaval de los que sólo necesitan su tiempo, el crío lo pasa muy mal.
Qué alegría da cuando lo consiguen ¿verdad? El verano pasado Ainara aprendió a andar en bici, este verano ha aprendido a nadar, y el orgullo que siente su madre no cabe en el mundo.
Espon, hay que tener claro, lo que puede ser mostrarse a nuestros hijos como un guia, una orientación... ese pequeñito empujón, del que hablas.
Otra cosa, es ver llorar a un niño porque no esté preparado para realizar algo y se le imponga. Algo que he tenido que ver alguna que otra vez, desgraciadamente.
En realidad el ejemplo de la bici, no era más que un pretexto para hablar del respeto que debe estar omnipresente en todo aprendizaje vital.
Un beso guapa, el Unai ya mismo nada también, aunque a su ritmo, como siempre.
Creo que me ha tocado uno de cada, porque la peque es muy lanzada, y por supuesto que hay que estar muy pero que muy pendientes.
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