15 enero 2010

Una vela por Haití



No he querido poner la tele estos días, se por los diarios lo que ha ocurrido en Haití y ya he tenido bastante con las imágenes de los periódicos.  Sí lo sé, quizás sea una cobarde, la realidad de miles de personas está ahí y es evidente que hacer como que no vemos las cosas no nos lleva hacia ninguna parte.

Pero dejadme explicaros que desde que soy madre las tragedias se han convertido en algo verdaderamente indigesto, traumático y asolador.  Pensar en esos niños sin infancia, en esos padres huérfanos de hijos, en el dolor de las heridas y de las pesadillas. 

Desde mi humilde blog no puedo hacer más que simbólicamente poner una vela de memoria y conmoción en el peor momento que pasa un país y aprovechar para decir como siento una vez más que las cosas no funcionan en el mundo.

La ayuda no llega a Haití, nadie corre en esta gravedad que miles de personas sufren ¿dónde están los presidentes de los países más ricos del mundo? ¿es que no ven que hay una parte de nuestro planeta que necesita inmediatamente ayuda? es cierto que muchas personas anónimas van a ayudar con dinero, con alimento, incluso con su presencia.  Pero veo tan injusto que al hablar de economía nadie quiera quedarse el último y al hablar de la verdadera importancia de la vida nadie corra. 

No quiero mirar más hacia otro lado, ayuda para Haití, para esos niños, presidentes corran por favor, cada segundo es ya  tarde. 

1 comentario:

Caro dijo...

Pongo una vela junto a la tuya, Miriam...
A lo mejor es algo común a la maternidad. Ya no digo sólo ver muertos o heridos: ver niños vagando desconcertados buscando a sus papás, y madres llorando con sus hijos sin vida en brazos, me sobrepasa. La impotencia de no poder hacer nada por esas personas que veo, en el momento que lo veo, me llena de angustia. Y colaborar económicamente deja el gusto de la esperanza de ayudar a medio-largo plazo, pero nada más...