25 marzo 2010
Miedos maternos e introducción de alimentos en bebés (nuestra experiencia)
Desde que nuestros hijos vienen de camino a la vida, los papás y mamás descubrimos unos miedos ocultos que quizás muchos de nosotros ni siquiera esperábamos conocer en esta aventura de ser padres.
Con las primeras ecografías, en el parto y en el desarrollo de nuestros pequeños queremos que todo salga a la perfección y que nuestros hijos se críen sanos y felices, sin contratiempos.
Yo era de las que embriagada por la maternidad, obviaba que muchos sustos (unos más pequeños que otros) ocurrirían en el camino de la crianza de mis propios hijos. Hoy después de caminar un cachito de nuestra vida en común, hemos pasado por alguno de ellos, pero tengo que confesar que cada traspiés duele igual del anterior y la alerta siempre queda alta ante los siguientes acontecimientos. Algo que se ha agudizado a causa del trastorno alimentario que apunta mi pequeña.
Como expliqué en el anterior post, la pequeña María mostraba signos de algún tipo de intolerancia alimentaria, por lo que los médicos recomendaron que introdujésemos los alimentos muy poquito a poco a partir de casi el séptimo mes de la vida de mi pequeña, quien hasta ese momento se alimentó de una provechosa lactancia materna exclusiva con la que llegó a pesar 8 kilitos a los seis meses, todo un bombón.
Después y muy poquito a poco comenzamos a dar primero un poquito de las primeras frutas, después algo de verdura, el gluten, algo de carne... al año probamos con lácteos y huevo, y parecía que no había ningún efecto secundario en la pequeña.
Para los lácteos, como se sospechaba de una intolerancia, primero fui yo la que los comenzó a volver a incluir en la dieta para comprobar que no le producían a través de la lactancia materna ningún efecto nocivo. Y no se produjo.
La introducción de nuevos alimentos como muchos sabéis se debe de realizar de uno en uno e intentando dejar entre ellos dos o tres días de diferencia, para así comprobar que no se producen efectos adversos.
Nuestra pequeña parecía estar bien y nosotros veíamos como el fantasma de las intolerancias se alejaba de nuestras vidas... pero las cosas a veces sí son como parecen.
Llegó el momento de introducir el pescado y la confianza en mi instinto no me había engañado... por desgracia.
Pero si os parece lo dejamos para la próxima y os detallo como se merece.
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