16 marzo 2010

Primeras sospechas de intolerancia alimentaria y lo que aprendemos siendo madres

Bien, como prometí en  mi último entrada creo que os debo unos cuantos post para poneros al día sobre el tema de la alergia alimentaria de mi pequeña.


Como os comenté, me parece muy buena idea escribir aquello que me gustaría encontrar como mamá de una nena con este tipo de trastorno, así que vamos allá.


Mi niña nació perfecta y sanísima pero a los pocos días percibimos que en su pañal entre las caquitas, había hilillos de sangre muy roja, que la pediatra nos coméntó que provenían aparentemente de alguna fisura anal que se había podido producir por ese constante flujo de cacas, ya que además la niña no dejaba de hacer de vientre con unas cacas verdes, muy verdes y que apenas la dejaban de tener el pañal limpio. Nos recetó una pomada para cicatrizar la zona anal y nos dijo que la diarrea era algo normal, que los bebés hacen caquitas muy líquidas y constantes... algo en mi interior me decía que no era normal, había veces que utilizábamos 3 pañales para un cambio de pañal porque la niña no dejaba de hacer cacas.


Durante los siguientes tres o cuatro meses la niña mejoró algo de las diarreas, pero tuvimos que acudir varias veces más a la pediatra por el tema de los "hilillos de sangre en las cacas". Por lo que al final y tras descartar que los hilos proveniesen de ninguna fisura, ni bacteria, decidió derivar a la pequeña a gastroentología sospechando de algún tipo de intolerancia alimentaria, en especial a la proteína de la leche de vaca.


Por aquel entonces mi hija tenía unos cuatro o cinco meses y no había probado nada más que la leche de mamá y hasta que nos viera el especialista nuestra pediatra nos aconsejó que yo hiciera una dieta exclusiva de lácteos procedentes de la vaca y así intentar relacionar ambos hechos. A todo esto recordar que la pequeña tomaba únicamente pecho.


Así que por primera vez en mi vida dejé de tomar absolutamente ningún producto que contuviera leche, proteína de leche, caseína... uno no sabe que significa el estar condicionado de esta manera hasta que no pasa por ello. La verdad que la experiencia me sirvió para ponerme en la piel de aquellos que por su condición alérgica están obligados a confeccionar sus dietas diarias con sumo cuidado.


Siempre explico que mis hijos me enseñan, son mis maestros de la vida.  Y no solamente cuando con su naturalidad, su autenticidad y su amor incondicional me dan tantas lecciones.


También lo hacen incluso como en este caso mi niña a causa de su trastorno me hizo empatizar con los alérgicos al yo tener que hacer este tipo de dieta en la que me podía sentir uno más.  De todo se aprende, hasta de estas cosas se puede sacar una lectura y un aprendizaje en la vida. Y por eso siempre digo que mis hijos me enseñan cada día, no solo por todo lo que me dan sin pedir a cambio, si no por todo lo que significa ser madre cuando una quiere aprender a hacerlo de la mejor de las maneras.


Volviendo al tema central del post...Después de un tiempo con esta dieta exclusiva la niña no mejoró ya que volvió a tener sangre en las heces. Además había cumplido un añito y el médico aconsejó que era el momento de empezar a probar nuevos alimentos. Pero esta segunda etapa la dejo para mi siguiente post.

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