Llevo meses escuchando la pregunta mágica: ¿Le ha salido algún diente a María? y cada vez he tenido que responder: No, seguramente los "echará" a los once meses como su hermanito, su mami y abuelo.
Y no me equivoqué. Hace unos días empezaron a asomar tres dientecitos a la vez -dos abajo y uno arriba-. Ahora que María está apunto de cumplir su primer añito.
En mi caso como acabo de insinuar, se debe a un factor genético claramente. Ya mi padre -me comentó mi abuela- tuvo una dentición tardía, algo que se repitió conmigo y con mis hijos. Por lo que mis dientes de leche tardaron algo más en caer que a los demás niños y ahora le explico a mi hijo de cinco añitos que seguramente su Ratoncito Pérez tardará aún un poquito.
También recuerdo una historia de un amigo mío que nació con un diente -las risas que nos echamos con el tema-. Y es cierto que algunos niños pueden nacer con un diente congénito que suele extraerse, para evitar que el bebé se atragante, ya que estos dientes se desprenden con facilidad.
En realidad, y ajenas a todas estas excepciones la dentición comienza a los 6-8 meses con la aparición estelar de los incisivos inferiores en primer lugar. Y los dientes de leche se caen como norma a partir de los 6 años que es cuando brotan los molares propios de esta edad.
Pero incluso la naturaleza que es siempre tan y tan sabia nos enseña que cada niño es totalmente diferente de los demás, y que cada uno tendrá su ritmo en su dentición no por más estar pendientes de la boquita de nuestro bebé de 3 meses le van a salir antes los dientes.
Me hace mucha gracia ver a padres primerizos que buscan insistentemente dientecitos en las boquitas de sus bebés cada vez que se chupan la manita... y así muchas veces esperan meses y meses hasta que al fin dicen: "Sí ya sabía yo que le iba a salir un diente!!!!"
También hay pediatras que nos aseguran que a los bebés no les molesta lo más mínimo la salida de los dientes, en contra de las opiniones de la mayoría de mamis que estamos convencidas que la salida de cualquier pieza dental puede ir acompañada de décimas febriles, irritaciones en el culete y alguna que otra diarrea.
Si queréis saber más sobre el tema, encontré un documento breve y conciso de la Asociación Española de Pediatría que lo explica muy bien, AQUÍ.
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