02 agosto 2009

¿De quién son nuestros hijos?


"Y una mujer que sostenía un bebé contra su pecho dijo, háblanos de los hijos. Y el contestó:
Vuestros hijos no son vuestros hijos.
Ellos son los hijos y las hijas de la Vida que trata de llenarse a si misma.
Ellos vienen a través de vosotros pero no de vosotros.
Y aunque ellos están con vosotros no os pertenecen.
Les podéis dar vuestro amor, pero no vuestros pensamientos.
Porque ellos tienen sus propios pensamientos.
Podéis dar habitáculo a sus cuerpos pero no a sus almas,
Pues sus almas habitan en la casa del mañana, la cual no se puede visitar, ni tan siquiera en los sueños.
Podéis anhelar ser como ellos, pero no luchéis para hacerlos como sois vosotros.
Porque la vida no marcha hacia atrás y no se mueve con el ayer.
Vosotros sois los arcos con los que vuestros hijos, como flechas vivientes son lanzados a la Vida.
El Gran Arquero ve la diana en el camino del infinito, y la dobla con su poder y sus flechas pueden ir rápidas y lejos.
Haced que la forma en que dobléis el arco en vuestras manos sea para alegría.
El también, además a amar la flecha que vuela, ama el arco que es estable."
Seguramente no sea la primera vez que lean estas líneas de Khalil Gibran- maravilloso poeta, místico y artista que nació en el Líbano en 1883- y que están extraídas de su obra maestra "El Profeta". Obra que se convirtió en un icono del despertar de la juventud de los años 60.
Cada línea arriba escrita, es una fuente de sabiduría para nosotros, los padres. Un texto que nos hace reflexionar sobre el papel que tenemos en la educación de nuestros hijos y con la metáfora del arquero, que tan bien nos describe el autor.
Nuestros hijos, no tienen dueño. Ellos deben ser dueños de sus vidas de sus actos.
Nosotros los soñamos un día y hoy los amamos. Pero somos solamentes sus compañeros de viaje, nunca sus amos.
Somos aquellos quien les transmiten unas herramientas para encauzar sus propias vidas.
Siempre con cariño y amor. Siempre a su lado pors si tropiezan, pero respetando su espacio para crecer.
Respetando sus decisiones, con paciencia y aprovechando cada minuto de alegría que significa compartir nuestras vidas con ellos.
Podría estar toda la tarde escribiendo sobre ello, pero me quedaría corta. Así que no me extiendo más.

2 comentarios:

Ileana Medina dijo...

Ese poema es precioso.

Hay que ver como los sabios de todas las épocas y lugares, coinciden en su apreciación de la naturaleza humana... es lo que se ha llamado sabiduría perenne.

Gracias por compartirlo de nuevo.

Un abrazo!!!

Miriam dijo...

Sí, es evidente que muchos aspectos de la crianza se han sentido y entendido de la misma manera a través de los siglos. Aunque el hombre "evolucione" (muchas veces a peor...) está claro que la esencia es la misma y las enseñanzas perduran.

Gracias lleana por tu aportación. Besos!